La OTAN vuelve a mostrar sus colmillos nucleares tras la cumbre
Cree «remoto» un ataque ruso, pero planea desplegar más baterías antimisil en Europa El recuento de cabezas nucleares de EEUU es de 3.708, de las que 1.744 están desplegadas
Ochenta y dos millones de muertos en la primera jornada preveía en enero la emisora rusa de televisión RT para una guerra nuclear entre Rusia y la OTAN. En un reportaje de política ficción, parábolas balísticas partían de más allá de los Urales, y se encendían en rojo París, Londres, Rota…
La lluvia de contenidos desestabilizadores por multitud de canales que precedió y sucedió en invierno a la invasión rusa de Ucrania tenía entre su caudal ese reportaje de la RT, recreación sobre un mapa del hemisferio norte de esa negra perspectiva, una infografía animada que ha desaparecido de YouTube tras miles de clicks.
En Rusia se habla de misiles y devastación en medios políticos y en la televisión pública con mucho más desparpajo, cuando no jactancia, que en la OTAN y sus documentos. La Alianza Atlántica calla porque «tiene claro que no debe secundar la irresponsable retórica nuclear de Valdímir Putin e incurrir en escalada verbal», explica una alta fuente directiva de la organización.
Pero, acabada la cumbre, confirma que la OTAN ha cerrado la etapa de soft power descrita en Lisboa en 2010, cuando consideraba a Rusia un «partner» . Llegó la hora de enseñar los dos colmillos atómicos: el arsenal de ojivas y el escudo antimisiles.
/ DESPLEGAR «TODA LA GAMA» En una recomendación emitida antes de la cumbre, la Asamblea Parlamentaria de la OTAN instó a sus jefes de Gobierno a «reafirmar la importancia de la disuasión nuclear como garantía última de la seguridad de los aliados».
Y en Madrid han suscrito esos líderes la necesidad de mantener creíble esa disuasión, pues la amenaza crece extramuros: «La Federación Rusa está modernizando sus capacidades nucleares», constata el Concepto Estratégico, que evalúa el «uso potencial de armas químicas, biológicas o nucleares» por «estados hostiles», y que «China amplía rápidamente su arsenal nuclear (…) sin participar de buena fe en el control de armas».
Por eso la OTAN pone negro sobre blanco la determinación de desplegar «la gama completa de fuerzas, capacidades, planes, reAlianza
cursos, activos (…) incluso para ataques multidominio de alta intensidad contra competidores con armas nucleares».
En el cierre de la cumbre de Madrid el pasado jueves, Stoltenberg sentenció: «La arquitectura de no proliferación nuclear se ha derrumbado». El argumento puede justificar nuevos rumbos. En la OTAN perciben que tras la invasión de Ucrania el perfil atómico de la Alianza causa menos disensión en las opiniones públicas de Bélgica, Holanda y Alemania, otrora contestatarias.
Pero mostrar colmillo no pasa por desplegar más misiles en Europa tanto como reforzar el escudo antimisiles, y el incremento de baterías Patriot, por ejemplo, no solo en el Este: allá donde Estados Unidos aumente presencia, incluida Rota, admiten militares españoles.
Dice el Concepto Estratégico de Madrid que «las circunstancias en que la OTAN podría tener que usar armas nucleares son extremadamente remotas», pero «la
tiene la capacidad y la determinación de imponer al adversario costos inaceptables que superarían con creces los beneficios que esperaría conseguir».
Y en eso consiste la disuasión. La nueva y la vieja. Cuando la OTAN habló más inquietantemente de lo nuclear fue en 1981. España debatía entrar en la Alianza e iba a empezar en Glasgow (Escocia) la reunión de un ente clave, el Grupo de Planificación Nuclear. Ronald Reagan había considerado en público la posibilidad de una confrontación nuclear limitada en Europa contra la entonces URSS, y quería poner en esta orilla del Atlántico medio millar más de cohetes Pershing
«Mientras existan armas nucleares la OTAN seguirá siendo una alianza nuclear», remacha el Concepto Estratégico un viejo pronunciamiento atlántico. De la cumbre sale una determinación estadounidense de mantener y modernizar su arsenal nuclear –3.708 cabezas; 1.744 desplegadas, según recuento de junio del
Boletín de Científicos Atómicos– incluso aunque, según la fuente consultada, análisis de la inteligencia norteamericana «tranquilizan a los aliados sobre si Rusia recurrirá al arma nuclear. Pese a la retórica de Putin, no ha crecido el riesgo objetivo porque no detectan alteraciones en su despliegue atómico».
EL AVISO DE SOLANA En el Seminario Internacional de Seguridad y Defensa celebrado en Toledo en puertas de la cumbre de la OTAN, su antiguo secretario general Javier Solana mencionó también un escenario nuclear: «En este conflicto –dijo por Ucrania–, solo Putin ha mencionado el tema nuclear. Solo él, pero mencionarlo, lo ha mencionado», advirtió, y apuntó una perspectiva menos tranquilizadora que la norteamericana: «Putin pronunciará de nuevo la palabra nuclear, si ve que el gasto que hace Estados Unidos para ayudar a Ucrania no es para ayudar a Ucrania, sino para atacar a Rusia».