Los cinco ejes de la mentira de guerra
La lluvia desinformativa que está cayendo ya se describió en la Primera Guerra Mundial
A los oficiales especialistas en guerra híbrida del Ministerio de Defensa se les encendió alguna luz de los tiempos de la academia el pasado 24 de febrero cuando, tras el inicio del ataque ruso a Ucrania, escuchaban el mensaje de Vladímir Putin a su nación. Nada más hacer la salutación, el líder ruso culpó a «las amenazas fundamentales que, paso a paso, año tras año, están siendo creadas de forma agresiva y sin contemplaciones por los políticos irresponsables de Occidente contra nuestro país». Y eso, que para cualquier oyente es una justificación política y estratégica de lo que el Kremlin llama «Operación Militar Especial», para los expertos en Inteligencia de las Fuerzas Armadas es el primero de los más conocidos argumentos de la desinformación bélica: «Nosotros no queremos la guerra, es el enemigo el que nos amenaza».
Entre los más de 40.000 mensajes engañosos y de desestabilización que los servicios de inteligencia han detectado dirigidos por operadores rusos al público español hay un total de 20 narrativas –como ya ha contado este diario–, y están ese y otros argumentos viejos conocidos de estrategas y funcionarios militares, y que son susceptibles de ser usados por los dos bandos en cualquier conflicto.
Propaganda bélica
En la Primera Guerra Mundial, reflexionó el político británico Arthur Ponsonby en el ensayo Falsedad en tiempos de guerra, y desde el año 2001 sus principios están sistematizados en una obra que es de obligada lectura para todos los oficiales de la OTAN: Principios elementales de la propaganda de guerra, de Anne Morelli. Del decálogo de esa historiadora, cinco argumentos básicos circulan por España repiqueteados por un total de 179 plataformas y agentes emisores. Seguramente alguno de los más oídos le sonará a quien frecuente redes sociales, convertidas en el gran refugio de la propaganda de guerra.
Aquel 24 de febrero Rusia había lanzado sus primeros misiles contra edificios ucranianos, columnas blindadas rusas avanzaban hacia Kiev, habían empezado a caer los primeros muertos inocentes de la guerra, pero Putin les dijo a los rusos, y al resto del mundo, que Occidente les amenaza: «Esta máquina de guerra avanza y se está acercando cada vez más a nuestras fronteras (...) Nos engañaron, simplemente se burlaron».
«Nuestros planes no incluyen la ocupación de territorios ucranianos. No pretendemos imponer nada a nadie con la fuerza», añadió, y se excusó: «Durante ocho años infinitamente largos, hemos hecho todo lo posible para que la situación se resolviera por medios pacíficos».
«Liberación total»
Primer argumento de la desinformación: «No queremos la guerra, es el enemigo el que nos amenaza»
Siete meses después, en los partes de guerra rusos destinados a ser difundidos en redes como Vk, la que leen los rusos residentes en España, «se presentan las operaciones militares en el Donbás como acciones para liberar territorio oprimido», explica uno de los expertos militares consultados. El pasado 19 de abril, con Rusia replegando las fuerzas acorazadas que habían fracasado en la invasión y sufrían un duro castigo en carreteras y ciudades convertidas en ratoneras, el Estado Mayor ruso lo presentó como una «segunda fase», la de la «polnaya sbovoda» o «liberación total» del Donbás. El mismo argumento aparece en los pasquines que difunden en la red Vk y Twitter, haciendo guiños a la izquierda española con eslóganes como «no pasarán», o con la bandera tricolor republicana.
Nos estamos defendiendo
«Si Rusia hubiera querido tomar Ucrania en tres días, lo habría conseguido fácilmente a base de bombardear a la población civil», dijo el pasado 12 de marzo, en una tertulia en Cuatro TV, la propagandista prorrusa Liu Sivaya. En las redes sociales son periódicamente constantes las alusiones a la humanidad con que Rusia (también Ucrania) actúan en el campo de batalla. Y eso pese a la enormidad del riesgo que afronta Rusia, según Putin en su discurso de arranque de la guerra: «Estados Unidos y otros socios occidentales trataron de aplastarnos, acabar con nosotros y destruirnos totalmente», afirmó el líder ruso.
La desinformación sobre el conflicto en Ucrania incide con in
tensidad en la actual corriente de noticias sobre el riesgo de guerra nuclear. «Ucrania planea cometer un atentado con bomba sucia para culpar a Rusia de utilizar armamento nuclear», afirmaba en castellano en un vídeo hace cinco días Liu Sivaia. «Última hora: En una cadena de televisión rusa afirman que Ucrania tiene una bomba nuclear en Mikolaiv que detonará y culpará a Rusia», decía el mismo día, como en una coreografía, un mensaje colado en un famoso foro español antivacunas.
Las reiteradas alusiones al régimen de Kiev como golpista y, sobre todo, nazi acribillaron toda la mensajería propagandística rusa en España en marzo pasado y hasta abril, con la conquista de Mariupol, ciudad «tomada por los nazis», según el argumento ruso más repetido sobre la batalla. El propio Putin, en sus repetidas intervenciones durante el conflicto bélico, se refiere a los «neonazis» y «desna
zificación» de Ucrania, obviando la condición de judío de su homólogo, Volodímir Zelenski.
El bombardeo del hospital maternoinfantil de Mariupol el 8 de marzo ha sido explicado en España –y en el resto de Europa– por la televisión rusa RT (sorteando en Vk el bloqueo continental de sus emisiones) y otros emisores como «un montaje» ucraniano. El mismo argumento se ha usado para las revelaciones, confirmadas por oenegés, del hallazgo de fosas comunes y cadáveres de personas supuestamente torturadas.
El reguero de muertos de Bucha (en abril) se presentó como una «provocación del enemigo» no solo en las redes sociales, sino también en reuniones presenciales de locales asociativos de la colonia rusa en Alicante, con exposición de vídeos de la televisión pública del Kremlin que sostenían esa afirmación.
El reguero de muertos de Bucha (en abril) se presentó como una «provocación del enemigo»