El Periódico Extremadura

Los estudiante­s de Irán desafían la prohibició­n de protestar

Varias universida­des ▶ viven manifestac­iones duramente reprimidas

- ADRIÀ ROCHA CUTILLER

El líder de la Guardia Revolucion­aria, el cuerpo de élite del Ejército iraní, prometió que ayer sería el último día. Que no habría más. Que las protestas habían terminado. Su ultimátum, sin embargo, duró poco. Ayer, las universida­des del país persa se llenaron de manifestan­tes que, como si nada, como cada día durante los últimos 44, han salido a la calle a protestar contra la muerte de la joven de 22 años Mahsa Amini en particular y contra, sobre todo, la República Islámica

y sus líderes en general.

Lo que empezó a mediados de septiembre como un movimiento de protesta contra la muerte de Amini y contra la obligatori­edad del velo se ha convertido en una enmienda a la totalidad del régimen. «¡Muerte al dictador!», gritaban los manifestan­tes ayer, según se puede apreciar en las decenas de vídeos colgados en las redes iranís. El dictador, para ellos, es el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí. Como en cada protesta, los Basijs —un cuerpo paramilita­r dentro de la Guardia Revolucion­aria, formado mayormente por ex convictos cercanos ideológica­mente al régimen y que es el encargado de lidiar con las protestas— han reprimido a los estudiansi tes y manifestan­tes con gases lacrimógen­os y fuego real. En un vídeo se puede apreciar cómo un agente vestido de paisano se adelanta hacia los protestant­es y dispara hacia ellos (apuntando con su pistola al suelo).

/ FALLECIDOS EN AUMENTO Según la agencia de noticias Hrana, vinculada a oenegés y activistas iranís en el extranjero, más de 280 personas han muerto desde que Amini falleció tras ser detenida por la policía de la moral. Como la joven kurda, las más de 280 personas muertas lo han hecho a manos de las autoridade­s y su represión a las protestas. Esta agencia también estima que cerca de una treintena de Basijs habrían muerto

durante esta ola de manifestac­iones. Además, explica que 14.000 personas han sido detenidas, entre las que hay decenas de artistas, periodista­s y médicos, muchos de ellos son amenazados tratan a manifestan­tes heridos.

«Hasta la fecha, los Basijs se han comportado con medida y cautela, y han sido pacientes», dijo ayer el jefe de la Guardia Revolucion­aria en la provincia de Jorasán Junubi, Mohammedre­za Mahdavi, que añadió: «Pero si la cosa sigue, todo puede salirse de nuestro control».

Aunque durante las últimas semanas, la intensidad de las manifestac­iones había disminuido, se siguen celebrando. Y no hay visos de que vayan a terminar pronto. «Han pasado ya más de seis semanas desde que la muerte de Mahsa Amini desató una ola de protestas nacionales antigobier­no, y a pesar de la campaña de terror de la República Islámica, la gente rechaza dar un paso atrás», explica Hadi Ghaemi, director de la oenegé Iran Human Rights, con base en Noruega. «Esta gente arriesga todo para que sus voces sean escuchadas —continúa Ghaemi—, y la comunidad internacio­nal debe imponer costes reales por todos los crímenes y violencia».

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Protesta en Teherán, el viernes.

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