Los estudiantes de Irán desafían la prohibición de protestar
Varias universidades ▶ viven manifestaciones duramente reprimidas
El líder de la Guardia Revolucionaria, el cuerpo de élite del Ejército iraní, prometió que ayer sería el último día. Que no habría más. Que las protestas habían terminado. Su ultimátum, sin embargo, duró poco. Ayer, las universidades del país persa se llenaron de manifestantes que, como si nada, como cada día durante los últimos 44, han salido a la calle a protestar contra la muerte de la joven de 22 años Mahsa Amini en particular y contra, sobre todo, la República Islámica
y sus líderes en general.
Lo que empezó a mediados de septiembre como un movimiento de protesta contra la muerte de Amini y contra la obligatoriedad del velo se ha convertido en una enmienda a la totalidad del régimen. «¡Muerte al dictador!», gritaban los manifestantes ayer, según se puede apreciar en las decenas de vídeos colgados en las redes iranís. El dictador, para ellos, es el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí. Como en cada protesta, los Basijs —un cuerpo paramilitar dentro de la Guardia Revolucionaria, formado mayormente por ex convictos cercanos ideológicamente al régimen y que es el encargado de lidiar con las protestas— han reprimido a los estudiansi tes y manifestantes con gases lacrimógenos y fuego real. En un vídeo se puede apreciar cómo un agente vestido de paisano se adelanta hacia los protestantes y dispara hacia ellos (apuntando con su pistola al suelo).
/ FALLECIDOS EN AUMENTO Según la agencia de noticias Hrana, vinculada a oenegés y activistas iranís en el extranjero, más de 280 personas han muerto desde que Amini falleció tras ser detenida por la policía de la moral. Como la joven kurda, las más de 280 personas muertas lo han hecho a manos de las autoridades y su represión a las protestas. Esta agencia también estima que cerca de una treintena de Basijs habrían muerto
durante esta ola de manifestaciones. Además, explica que 14.000 personas han sido detenidas, entre las que hay decenas de artistas, periodistas y médicos, muchos de ellos son amenazados tratan a manifestantes heridos.
«Hasta la fecha, los Basijs se han comportado con medida y cautela, y han sido pacientes», dijo ayer el jefe de la Guardia Revolucionaria en la provincia de Jorasán Junubi, Mohammedreza Mahdavi, que añadió: «Pero si la cosa sigue, todo puede salirse de nuestro control».
Aunque durante las últimas semanas, la intensidad de las manifestaciones había disminuido, se siguen celebrando. Y no hay visos de que vayan a terminar pronto. «Han pasado ya más de seis semanas desde que la muerte de Mahsa Amini desató una ola de protestas nacionales antigobierno, y a pesar de la campaña de terror de la República Islámica, la gente rechaza dar un paso atrás», explica Hadi Ghaemi, director de la oenegé Iran Human Rights, con base en Noruega. «Esta gente arriesga todo para que sus voces sean escuchadas —continúa Ghaemi—, y la comunidad internacional debe imponer costes reales por todos los crímenes y violencia».