Lula aventajaba anoche a Bolsonaro por la mínima
El izquierdista tenía el 50,64% de los votos escrutados y su rival alcanzaba el 49,36%
En la primera vuelta, el líder ultra sacó al expresidente seis puntos más
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Brasil entero contenía anoche la respiración. Al cierre de esta edición, con el 93% escrutado, el presidente Jair Bolsonaro obtenía el 49,36% de los votos frente al 50,64% para Luiz Inacio Lula da Silva. La paridad con la que los candidatos llegaron a la segunda vuelta obligaba a esperar que se completara el escrutinio para saber el nombre del ganador de la contienda. «Hemos tenido buenas noticias en los últimos días. Si Dios quiere, saldremos victoriosos. O, mejor dicho, Brasil saldrá victorioso», dijo el actual presidente. Su candidato a vicepresidente, el general retirado Walter Souza Braga Netto, también aseguró que la suerte estará otra vez del lado de la ultraderecha. Por su parte, Flavio Bolsonaro, el coordinador de la campaña de su padre, aseguró que esperan un «giro histórico» en el escrutinio.
«El pueblo está definiendo el modelo de Brasil que quiere. La gente está definiendo hoy un modelo de vida que quiere», dijo por su parte Lula al salir de la escuela donde había emitido su voto. No ha sido para el exmandatario, quien estuvo 580 días encarcelado, en el marco de un juicio por corrupción que fue anulado, un día cualquiera, sino «el más importante» de su vida. Lula llegó con una ventaja de entre cuatro y cinco puntos de las últimas encuestas. Pero los sondeos no acertaron los números de la primera vuelta, cuando Bolsonaro obtuvo el 43% de las adhesiones, seis puntos más de los augurados.
El candidato del Partido de los Trabajadores, habló no obstante como un vencedor de la disputa. «Lo que me gustaría es que la transición fuera igual a la que Fernando Henrique Cardoso nos permitió hacer (en 2002) y que Dilma (Rousseff) no puede hacer porque fue objeto de un golpe (parlamentario)», dijo. También prometió viajar de inmediato a Estados Unidos, países de la Unión Europea y China, con la supuesta buena nueva sobre Brasil.
Nunca antes ese país llegó a una contienda electoral bajo la velada amenaza del desconocimien
to del veredicto de las urnas así como numerosos hechos de violencia. «Una elección existencial: Brasil decide el futuro de la democracia en las urnas», dijo Bernardo Mello Franco, columnista de O Globo. En la misma edición de ese diario carioca, Merval Pereira lamentó que los brasileños, a 47 años de la recuperación de las instituciones, tuvieran que enfrentar todavía el «anacrónico desafío» de votar a favor de la democracia.
/ DENUNCIAS DE INTIMIDACIONES La jornada electoral no estuvo exenta de polémica. Observadores electorales internacionales, entre ellos pertenecientes a la Organiza
ción de Estados Americanos (OEA) y el Centro Carter, expresaron «gran preocupación» ante las denuncias de posibles intimidaciones a los votantes en las operaciones de la Policía Federal de Carreteras (PRF). El propio director de la institución, Silvinei Vasques, tuvo que eliminar de su cuenta de Twitter una imagen llamando a votar por Bolsonaro a sus subordinados. Antes que algunos de los uniformados lo asumieran como una orden, el «llamado» extorsivo a optar por la ultraderecha se había hecho sentir a los trabajadores de varias empresas del país.
«Si la elección es por Bolsonaro, el voto recaerá en el político que
ha dejado de lado las responsabilidades de Gobierno para dedicarse a su proyecto tiránico de eliminar los límites al poder presidencial. Lo que está en juego no son solo los próximos cuatro años. Son las casi cuatro décadas de pleno ejercicio de la democracia en Brasil, ejemplar en cualquier parte del mundo. Es este logro fundamental de la sociedad el que está amenazado por el proyecto cesarista de Bolsonaro», dijo Folha de Sao Paulo.
Más allá de lo que decidan las urnas, el Brasil venidero lleva ya la marca de la era bolsonarista porque ha logrado algo a lo que nadie se había atrevido: constituir un fuerte movimiento de derechas.