Corea del Sur está de luto oficial e investiga la avalancha humana
Muchos ciudadanos critican la falta de presencia policial en el barrio en una fecha tan señalada El presidente surcoreano define la tragedia como «horrible» y dice que no debería haber ocurrido
El Gobierno de Corea del Sur declaró ayer luto nacional tras la aglomeración de la víspera durante las celebraciones de Halloween en Seúl que dejó al menos 154 muertos y 133 heridos, y prometió investigar en profundidad las causas del trágico suceso. Entre los pésames de condolencia enviados al país están los del Gobierno de España mientras que el Papa Francisco rezó por los fallecidos.
El país asiático amaneció este domingo conmocionado por el accidente acaecido en torno a las 22.22 hora local del sábado en un callejón en las cercanías del Hotel Hamilton, frente a la estación de metro de Itaewon, en una conocida zona de ocio nocturno.
Las autoridades tratan ahora de determinar la causa del suceso, que según testigos presenciales, autoridades y vídeos publicados en redes sociales se originó por una acumulación excesiva de gente en un estrecho callejón que conecta la principal avenida del barrio, Itaewon ro, con una concurrida zona de bares.
Allí quedaron atrapadas centenares de personas, muchas de las cuales fallecieron por asfixia, de entre los miles que acudieron a festejar Halloween en Itaewon.
Un gran número de gente quedó atrapada en el mencionado callejón mientras los equipos de emergencia trataban de evacuar a algunos de ellos, y también practicando maniobras de reanimación sobre las víctimas.
Testigos presenciales han criticado la falta de presencia policial en un barrio famoso por su ocio nocturno que cada año atrae a decenas de miles de personas durante las fechas cercanas a Halloween. En ese sentido, la opinión pública se preguntaba el domingo sobre la falta de previsión en una ciudad acostumbrada a manejar de manera eficiente manifestaciones en las que se reúnen miles de personas prácticamente cada fin de semana.
/Muchos de los 154 VEINTEAÑEROS fallecidos son veinteañeros, y casi un centenar son mujeres, según los datos ofrecidos por el departamento de bomberos de Yongsan, que informaron asimismo de que entre los heridos hay 37 en estado grave, por lo que el balance final de muertos podría ser mayor.
El residente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, anunció el domingo el comienzo de un período de luto nacional que se prolongará hasta el próximo sábado, y prometió una «investigación en profundidad» sobre sus causas.
El mandatario destacó que la «máxima prioridad» del Ejecutivo es en estos momentos es «determinar las causas del accidente y prevenir incidentes similares», además de las tareas de asistencia a las víctimas y a sus allegados, durante un discurso televisado horas después del accidente. El presi
dente trasladó sus condolencias a los allegados de las víctimas y lo definió como «horrible» y como «una tragedia que nunca debió haber ocurrido», antes de desplazarse el domingo a Itaewon.
/ TESTIMONIO DE UN ESPAÑOL «No me ha pasado nada por diez minutos exactos. A las 22.35 entré en un bar y a las 22.45 sucedió la tragedia», explica a Diario de Mallorca, de Prensa Ibérica, desde Seúl por teléfono el mallorquín Xavi Bush.
Este ingeniero de telecomunicaciones, que lleva dos meses y medio residiendo en Seúl trabajando para Samsung, disfrutaba de una actuación en un local junto a un compañero de trabajo estadounidense justo en la zona donde sucedió la tragedia. «Fue terminar el concierto, girarnos y ver a través de los cristales gente corriendo de un lado a otro llevando cuerpos a peso. En el suelo había multitud de personas tiradas con la boca y los ojos abiertos y muchos civiles haciendo masajes cardiorrespiratorios para reanimar a la gente», relata. El horror. Médicos, policías, ambulancias y mucha confusión. «Me impresionó mucho ver gente muerta», confiesa este español.
«Pensé en salir a ayudar, pero el personal de seguridad no nos dejaba salir y en ese momento te quedas en blanco. Saqué el móvil y envié inmediatamente un mensaje a mi madre para decirle que estaba bien», cuenta.
La noche de Halloween de Xavi empezó en su domicilio. «Cené con mi compañero de trabajo en casa. Luego nos disfrazamos y debimos salir hacia las 8.30 hacia la zona de ocio donde sucedió la tragedia», explica. El mallorquín reside a unos quince minutos de este distrito, que se desarrolló principalmente para los soldados estadounidenses que estaban en una base militar cercana que ahora ha cambiado de ubicación. «Hay muchos bares, restaurantes, discotecas pequeñas y se concentran bastantes extranjeros», comenta.
A su llegada a la zona «había bastante gente, pero sin aglomeraciones». «Queríamos ir a un club, pero decidimos quedarnos en otro bar más tranquilo. Cuando salimos de este local fue cuando nos encontramos con la primera marea: la gente no podía moverse y lo hacía por la presión de las otras personas. Entramos de nuevo en el bar y pensamos que se pasaría en un rato. Y fue así. La cosa se calmó», pero para mal.