Bárbara Rey muestra su mayor `desnudo integral'
La artista repasa su vida en una docuserie que estrena Antena 3 después del éxito de la serie `Cristo y Rey' en Atresmedia Premium
Musa del destape, vedete, icono pop, leyenda viva... Así se ha definido a María Margarita García García, para el mundo, Bárbara Rey, de 73 años, a lo largo de su larga carrera artística y así se la muestra en la serie documental Una vida Bárbara. Retrato de una superviviente, que estrena Antena 3 esta noche (22.45 horas).
En sus cuatro entregas se profundiza en los temas que ya se exponen abiertamente en la reciente serie Cristo y Rey, donde la interpreta Belén Cuesta, una serie que a ella le ha gustado «muchísimo» y de la que está «muy orgullosa» porque «lo que sale, pasó». En ella se cuenta, de forma ficcionada, retazos de su vida con su marido, el domador Ángel Cristo, con su pasión desaforada y su descenso al infierno de los malos tratos.
La docuserie que estrena la cadena de Atresmedia se estructura a través de su propio testimonio, así como los de su hija, Sofía; su hermana, Petra (Petri), y los de personajes que la conocieron hace años como José Manuel Parada, Carlos Ferrando y Chelo GarcíaCortés, y otros con criterio suficiente para ahondar en su figura, entre los que se encuentran la periodista de El País Luz Sánchez-Mellido, la analista de televisión Mariola Cubells y el escritor Juan Luis Galiacho.
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SINCERO Y SIN FILTROS La actriz y presentadora inicia su relato, que se supone sincero y sin filtros, con sus orígenes: su nacimiento en la localidad murciana de Totana, como María García, la hija de un trabajador del campo que acabó siendo distribuidor de las máquinas de coser Alfa y de una mujer con problemas psicológicos que las maltrataba a ella y a su hermana pequeña. «Mi madre me contaba que no quería tenerme e hizo lo posible por abortar», recordaba en
una entrevista en El hormiguero.
Fue su padre, elegante, educado y que la quiso, dice, como ningún hombre lo haría jamás, quien la llevó a Madrid a buscarse la vida como artista, «porque yo en el pueblo no hice nada porque era muy tontorrona». Era 1968 y ella tenía 18 años recién cumplidos y «un físico impresionante», donde empezó sus primeros trabajos como modelo y miss y conoció a artistas como Joan Manuel Serrat, Los Brincos, a Juan y Junior, para cuya discoteca trabajó como gogó –y donde vivió un gran amor–, y a su gran mito desde la adolescencia, el actor francés Alain Delon, con quien tuvo una historia sin gran pasión.
En esos años empezó a tener pequeños papeles en peliculitas, pero la primera en la que tenía un papel más destacado la abandonó, cuenta, por el acoso de un conocido productor y director. Luego vendría su primer trabajo con el realizador Valerio Lazarov, el gran rey Midas de la tele de los años 60,
que, tras contratarla como azafata para un programa, pensó en ella como una de las cuatro presentadoras de un Especial de Nochevieja, que la lanzó al estrellato como «la chica de las piernas largas». Así se le recordaba, en lugar de por su impactante nombre, Bárbara Rey, cuyo origen no tuvo nada que ver con Juan Carlos I, ya que entonces reinaba Franco y el hijo del príncipe Juan aún no era ni un proyecto de monarca, sino que lo tomó prestado de un prestigioso actor, Fernando Rey.
Entre los testimonios que trufan este desnudo integral de la artista se encuentra el de la periodista Mariola Cubells, que la define como «una mujer muy adelantada a su tiempo, muy valiente en determinadas cosas y con muy mala suerte»; el de su hija, Sofía, que asegura que frente a su imagen de «devora-hombres» se encuentra una mujer «sensible, emocional, vulnerable, protectora, muy cariñosa y supersumisa con los hombres, que lo ha dado todo por cada uno de los amores que ha tenido» y el del periodista Carlos Ferrando, que dice de ella que «hubo un momento que era la mujer más deseada de este país». La periodista Luz Sánchez-Mellido la considera «una de esas mujeres que nos fascinan porque han vivido como les ha dado la gana».
/ SU RELACIÓN CON JUAN CARLOS I El televisivo Torito cuenta, travieso, que en su pueblo natal, Totana, tiene la avenida Bábara Rey, que hace esquina con la de Juan Carlos I. Esa relación le reportó, a la larga, un periodo oscuro presidido por amenazas que exigían su silencio, de la que aportará su versión en el documental. «Bárbara tuvo miedo, y yo tuve miedo por ella», asegura la periodista Chelo García- Cortés, amiga de la artista. De ella dice el escritor Juan Luis Galiacho: «Hacíamos un paralelismo entre Enrique VIII y Juan Carlos I y a Bárbara Rey le pusimos el calificativo de Ana Bolena, porque fue un amor tórrido, intermitente, con infidelidades, y porque intentaron decapitarla. Aunque al final no le cortaron la cabeza».
«Yo nunca busqué el escándalo, sino que por una cosa u otra me he visto envuelta en él», aseguraba la artista, en una entrevista, al recientemente fallecido Jesús Quintero. También contaba en El Hormiguero que las primeras conversaciones con Juan Carlos I fueron «por teléfono, y en esas conversaciones ya me tiraba la caña». También afirma: «A mí me hubiera gustado que eso no hubiera ocurrido en mi vida, porque he tenido una vida muy tranquila, de mucho trabajo, en el cine, en el teatro, y aquello me complicó la vida. Mucha gente cree que no y que soy una oportunista ahora hablando de ese tema, pero me da igual. Todo el mundo ha hablado de este tema y ahora me toca a mí. A él quizá hasta le haga gracia con lo aburrido que debe estar en los Emiratos».
Y ojo, que Una vida Bárbara advierte: «Mi vida ha sido muy intensa. No para escribir un libro, sino varios. Porque uno sería tan gordo que nadie podría difícil sostenerlo», destaca.
«Todo el mundo ha hablado de este tema y ha dicho lo que le ha dado la gana. Ahora me toca a mí», asegura