Aguijonazo del líder en Montijo
El Melilla aplica la ley del mínimo esfuerzo y del más fuerte para dejar tocado al equipo de Juan Marrero en su feudo
El Montijo probó en sus carnes y en primera persona por qué unos equipos están arriba, casi saboreando las mieles de un ascenso, y otros están con la soga al cuello, sabiendo que ante la necesidad siempre hay que tener una pizca de suerte y, si no la tienes, lo normal es perder. El conjunto de Juan Marrero cuajó ante el líder uno de los mejores partidos como local, pero la suerte le fue esquiva y, como dice el refrán, puso favorecer al que todo apunta como futuro campeón de esta liga (1-2).
La derrota en el último suspiro deja tocado a un equipo que había logrado durante el partido lo más difícil: cambiar la actitud con respecto a semanas pasadas. Fue el Montijo reconocible de la mejor etapa de Marrero. Un equipo intenso, aguerrido, comprometido y que, por momentos, juega directamente con el cuchillo entre los dientes. Y vaya si lo sufrió el Melilla, que vio como el Montijo le pasaba por encima en la primera parte.
Vertical e incisivo, el Montijo comenzó a acumular oportunidades desde los primeros compases del juego. Primero lo intentó con un timorato disparo de Pedro Toro que se marchó fuera. Y, seguidamente, con otro disparo de Yeray que detuvo un bien colocado Salcedo bajo palos.
Por momentos, parecía que el Montijo acribillaba y acorralaba a su rival, pero los líderes tienen esos golpes encima del cuadrilátero que dejan KO a cualquier rival. Y al primer gancho, el Montijo se fue a la lona. Fue en una jugada de David Hernández que terminó el jugador melillense con un gran disparo cruzado ante el que nada pudo hacer Bernabé, que estrenaba titularidad en el Montijo. Vara
palo injusto de inicio.
Hizo de nuevo el Montijo lo más complicado, rehacerse ante las adversidades. Se olvidó del mazazo y no se desvió de la línea de juego y oportunidades que estaba generando desde el comienzo. Fue así como cocinó el gol de empate. En realidad, lo cocinó con una extraordinaria habilidad Ibrahim Keita. El jugador africano se sacó de la manga una maravillosa jugada personal que, apoyada en una pared con Fernando Pino, terminó resolviendo con un golazo de bandera que puso en pie al municipal montijano. Un premio a la insistencia que abría de nuevo el camino a la esperanza del Montijo.
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CLARA OCASIÓN LOCAL Pudo el Montijo marcharse al intermedio por delante en el marcador con una oportunidad que no terminó en gol de forma milagrosa para el Melilla. Primero la generó Julio Rodao con un gran disparo que Salcedo repelió, el rechace fue a botas de Yeray, que volvió a disparar para una nueva intervención de Salcedo. Otro rechace lo estampó Yeray en el larguero y otro rechace más, lo echó fuera dentro del área Abraham Pozo. Increíble oportunidad que era un presagio
de que el partido no estaba para el lado extremeño.
Mismo guión
La segunda parte no cambió decorado. El Montijo, con el corazón en la mano, sabiendo que es en casa donde tiene las llaves de la salvación, generando oportunidades. El Melilla, con la tranquilidad de un liderato que no peligra, esperando su gran ocasión.
Tuvo Batanero una gran oportunidad con un disparo lejano. Y, poco después, lo intentó Yeray sin fortuna.
Reapareció contra todo pronóstico Cristo, el ratón, que ha logrado el alta médica, aunque como avanzó Marrero, sólo dispondrá de pocos minutos. Ni con el goleador llegó el tanto. Y como suelen acabar las películas de terror, en la única ocasión clara del Melilla en la segunda parte, David García aprovechó un rechace de una buena acción personal para matar al Montijo en su mejor encuentro.
La derrota supone un enorme golpe a la moral de los jugadores, que habían logrado recuperar la mejor versión sobre el campo y, sobre todo, una actitud notable para medirse al líder. De momento, habrá que seguir sufriendo.