Milagro en el Multiusos
El Cáceres se acerca mucho a la salvación tras su enorme triunfo ante el Leyma Coruña
Las alegrías han escaseado en el Multiusos esta temporada, pero la de la noche de este viernes fue gorda. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad pulverizó los pronósticos derrotando al Leyma Coruña con enorme brillantez (102-94) y y eso, unido a la derrota del Juaristi ante el Ourense (76-80) le da gran parte de la salvación. Solamente perder los dos partidos que quedan, ante Melilla y Valladolid, y que los vascos superasen a Lleida y Estudiantes le daría la vuelta a la situación, que por momentos tornó de dramática a gozosa.
La celebración final olió efectivamente a permanencia, aunque falte rematarla. No era para menos. Por primera vez en toda esta campaña, el conjunto de Roberto Blanco superaba a uno de los nueve primeros de la clasificación. Coruña no es cualquiera: tercero, ha sido el equipo que mejor ha resistido la superioridad de Andorra y Palencia. Y en el Multiusos se dejó la vida, pero se encontró con un muro de fe incontestable, alimentado desde la grada.
El conjunto de Roberto Blanco tuvo lo que en tantas ocasiones le ha faltado en los últimos meses: personalidad, recursos, creencia en sus posibilidades... El técnico no ha tenido su mejor año, pero siente el equipo como nadie. Al final, aunque sea en estos mágicos 40 minutos, ha conseguido dar con la tecla, aunque fuese del modo más inesperado. Haber acumulado la sexta derrota consecutiva hubiese obligado a mirar al abismo con total seriedad y tener que ir a Melilla a ganar sí o sí. Ahora se podrá afrontar de manera muy distinta ese viaje.
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TOMA Y DACA Fueron dos horas tremendas, de un baloncesto de alto nivel ofensivo, muchas alternativas y una emoción fabulosa. Y con un inicio terrorífico: habían pasado 85 segundos y los augurios no podían ser peores. El Cáceres salió absolutamente congelado y encajó cuatro canastas bastante fáciles que hicieron levantar el murmullo en la grada. Pésimo inicio 0-9 en 1:25 y tiempo muerto.
Funcionó por completo y el marcador se estabilizó. No es que el conjunto local empezase a defender bien, pero al menos se pensó mucho más los ataques, contando con un estilete brillante como Lysander Bracey, que incluso superó a Kenny Hasbrouck como referente anotador. 11 puntos fueron suyos para mantenerse muy cerca al final del primer cuarto (27-28). El Leyma Coruña ya tenía claro que iba a tener que sudar la victoria.
El acierto en los triples terminó de poner al Cáceres por delante (37
33, min. 14), con el público cada vez más aliado a la causa porque detectaba que los suyos lo estaban dando todo. Incluso hubo un momento en el que parecía que podía haber escapada (47-41, min. 18), pero enfrente había una superplantilla que no lo permitió (52-50 al descanso) y que esperaba su momento para dar un acelerón de los que tanto daño han hecho a los verdinegros esta temporada.
...Y sucedió. Yunio Barrueta, el clásico `cañonero' caribeño, cogió su fusil de vuelta de vestuarios. Una excepcional racha suya permitió darle la vuelta a la situación una vez más (del 54-50 a un muy preocupante 59-68, min. 26). Por primera vez en la noche, el Cáceres se deshilachaba y hacía temer lo peor, cediendo demasiados rebotes ofensivos y arrollado también por la corpulencia de un Diagne por momentos indefendible.
Las alarmas se encendieron poco
antes del final del tercer cuarto (64-76, min. 29), con la perspectiva de otro resultado de los que punzaban a lo bestia el corazón.
LA REMONTADA Sucedió entonces lo imposible, un milagro de andar por casa. En los dos primeros minutos del último cuarto, entre Hasbrouck y Bracey encadenaron tres triples que hicieron que el pabellón se pusiese boca abajo y todos empezasen a creer (76-78). La defensa cacereña cogió el vigor que no había tenido hasta entonces, con especial protagonismo para la extraña pareja interior Vaidas Cepukaitis-Julen Olaizola. Y también digno de sonoro aplauso el papel de Albert Lafuente, cuestionado toda la temporada y tocado físicamente ahora. Su dirección la completó Dani Rodríguez en la recta final para culminar, vía triplazo de Bracey a 30 segundos, una remontada que puede valer la salvación.