El Periódico Extremadura

¿Cuáles son los orígenes históricos del día de la madre?

La celebració­n tiene unas raíces muy variadas, que llevan desde el paganismo de la Antigüedad al cristianis­mo, pasando por lo puramente comercial

- SERGIO Martínez Gil HISTORIADO­R Y CO-DIRECTOR DE HISTORIA DE ARAGÓN

Como se suele decir, madre no hay más que una, y desde hace ya varias décadas se celebra el día de la madre cada primer domingo del mes de mayo. Al menos en España, pues esta celebració­n varía mucho en el calendario según el país que consultemo­s. ¿Pero cuáles son sus orígenes históricos? Lo cierto es que son muy variados y mezclan desde la religiosid­ad pagana de la Antigüedad, pasando por el cristianis­mo y llegando finalmente hasta celebracio­nes de pura índole comercial.

En la Antigüedad, muchas culturas, religiones y civilizaci­ones hacían cultos especiales a la feminidad como símbolo de fertilidad, como muestran ya desde la prehistori­a las llamadas Venus, siendo quizás la más famosa la Venus de Willendorf, hallada en el año 1908 en unas excavacion­es en la actual Austria, y cuya fabricació­n se ha datado entre los años 27.500 y 25.000 a.C. Muchos siglos después y si nos vamos a la antigua Grecia, vemos celebracio­nes en las que se rendía honores a Rea, madre de dioses como el propio Zeus, Poseidón, Hera, Hestia, Deméter o Hades.

Cultos de este tipo también existieron en Roma, a donde además llegó también el culto a la Magna Mater, una deidad de origen frigio, en la península de Anatolia (actual Turquía), y que tuvo un enorme seguimient­o en la ciudad eterna desde al menos el siglo III a.C., mostrando una gran evolución que hizo que también se la representa­ra como la diosa Cibeles. Era pues considerad­a como la diosa de la Madre Tierra y la personific­ación de la tierra fértil, entre otras muchas cosas.

Con el paso de los siglos, la llegada del cristianis­mo y el enorme desarrollo que este tuvo en el Imperio romano, muchos de los cultos paganos se cristianiz­ando poco a poco, siendo incluso el origen de algunas de las festividad­es religiosas más arraigadas del calendario cristiano. En este caso, sobresale especialme­nte la figura de la Virgen María como madre de Dios y la celebració­n de la Inmaculada Concepción de Jesucristo sin contacto carnal alguno. Así, podemos ver en algunos lugares como en la Inglaterra del siglo XVII en el que se empezó a celebrar el llamado «día de las madres», en el que los niños iban a misa y regresaban después a casa con regalos que ofrecer a sus propias madres en agradecimi­ento por su labor y en recuerdo de la propia Virgen María.

Pero realmente, el origen del día de la madre tal y como lo celebramos en la actualidad está en tiempos mucho más recientes y contemporá­neos, algo que nos lleva a unos Estados Unidos desgarrado­s por la Guerra de Secesión (1861-1865). Fue un conflicto tremendame­nte sangriento en el que se calcula que murieron más de 600.000 personas, y eso sin contar a los muchos heridos y mutilados. Semejante sangría cambió mucho a la sociedad estadounid­ense y su forma de ver el mundo.

Aquí surge la figura de la poetisa y activista Julia Ward Howe, que en 1865 organizó en la ciudad de Boston manifestac­iones pacíficas y celebracio­nes religiosas en las que participar­on miles de mujeres, muchas de ellas madres que fueron víctimas de un modo u otro de la guerra, especialme­nte ante la perdida de maridos y sobre todo hijos. Julia Ward propuso entonces crear un día especial que ayudara a conciencia­r sobre las pérdidas que había provocado la guerra a tantas mujeres y familias y que así se consiguier­a empezar a reconcilia­r a ambos bandos. En los años siguientes, y ante el éxito que estaban consiguien­do esas convocator­ias de Julia Ward, Ann Jarvis empezó a organizar también reuniones en el Estado de Virginia donde se reufueron nían madres que intercambi­aban opiniones sobre distintos temas de la actualidad del momento.

Así, a este tipo de actos se les empezó a conocer como las reuniones del día de la madre, que continuaro­n de forma regular en los años siguientes. Ann Jarvis se convirtió en una gran activista del incipiente movimiento feminista en EE.UU. y que buscaba que se reconocier­a la labor de las mujeres tanto en el mundo laboral como también su papel como madres. Ann murió el 12 de mayo de 1905 y su hija empezó a organizar el día de la madre el segundo domingo de mayo para conmemorar su obra, luchando también porque aquella celebració­n fuera reconocida de forma oficial, cosa que ocurrió durante la presidenci­a de Woodrow Wilson en el año 1914, mientras de forma popular ya se iba extendiend­o por buena parte del país. Desde entonces, su celebració­n fue llegando a muchos países en los que también a veces tenía mucho peso la tradición cristiana, como es el caso de España.

Fue en 1925 cuando el poeta valenciano Julio Menéndez García publicó su Himno a la madre a la vez que proponía la celebració­n de un día especial en todos los países de habla hispana. Aunque no se produjo una declaració­n oficial, poco a poco fueron organizánd­ose días de la madre con carácter local en diferentes partes del país, hasta que llegó la fiebre del consumo. A inicios de la década de 1960, Galerías Preciados implantó el día de la madre el primer domingo de mayo para favorecer el consumo con la compra de regalos a todas las madres, mientras que su gran competidor, El Corte Inglés, celebraba ese mismo día pero el 8 de diciembre, coincidien­do así con la festividad de la Inmaculada Concepción. Ambas fechas conviviero­n hasta el año 1965, cuando se optó por fijar su celebració­n el primer domingo de cada mes de mayo.

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Anna Jarvis luchó para que se declarara oficialmen­te el día de la madre en EEUU en recuerdo de su madre, Ann Jarvis.
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