Derecha extrema
Uno de los resultados más llamativos de la última encuesta del CIS sobre el próximo 28M es que en todas las comunidades donde hay elecciones, en todas, Vox mantiene su representación, la aumenta o logra asientos en aquellos parlamentos donde no existía.
Por otro lado, el sondeo autonómico publicado por este periódico el pasado domingo le daba hasta cinco diputados en Extremadura. La formación no logró entrar en la Asamblea regional hace cuatro años; se quedó a 1.359 papeletas en la provincia de Badajoz y a 1.144 en la circunscripción de Cáceres para obtener su primer escaño.
Ahora, la previsión es que le quite un 7,2% de electores a Ciudadanos y un 7,4% al PP y se convierta en la tercera fuerza política, por encima del partido naranja (que sigue luchando por no desaparecer) y por delante de Unidas por Extremadura (la
Es curioso cómo a algunos partidos les cuesta reconocer lo que son
suma de Podemos e IU). Dicho de otro modo: Vox pasaría en Extremadura de 28.849 apoyos a 44.055, una subida del 65%.
Además, en el ámbito municipal, el partido crecería en Badajoz, Cáceres y Mérida; y, por primera vez, entraría en el ayuntamiento de Plasencia.
Es indudable el empuje de la formación que lidera a nivel nacional Santiago Abascal. De ahí que al candidato regional, Ángel Pelayo, le dé igual que no lo conozca nadie ni en la calle ni entre los otros aspirantes a la Junta. Y eso que ha sido concejal en Mérida.
La encuesta del pasado domingo también revelaba que en Extremadura, por regla general, el votante de Vox no se siente de extrema derecha, sino de derechas, a secas. Lo que significa que el marketing funciona.
Es curioso cómo a algunos partidos les cuesta reconocer lo que son. Quizá porque determinados términos, como extrema derecha o derecha extrema (es lo mismo) asustan.