Un gran fuego como los de Ladrillar o Miravete de 2022, pero en el mes de mayo
No son comparables aún, pero el precedente más próximo a lo que se ha desencadenado el pasado miércoles en Pinofranqueado guarda similitudes con los dos grandes incendios que se produjeron el verano pasado en Ladrillar y Casas de Miravete. Aunwue tras saltar a Gata todo se complica más.
El hilo común en los tres son las condiciones meteorológicas anómalas (con mucho calor) y una escasez de precipitaciones que convierten cualquier masa forestal en un polvorín, además del viento, que siempre es un factor en contra si sopla mucho o si lo hace en la dirección incorrecta; en los de 2022 fue un factor en contra en algún momento (hay que recordar cuando el fuego de Miravete logró saltar la autovía A-V y obligó a desalojar Romangordo) y en el primero de 2023 no ha dado tregua en las primeras 24 horas.
En nivel 2
Mas allá de esas circunstancias, el principal paralelismo es la intensidad del fuego y la necesidad de medios para abordarlo, porque tanto en el de ahora como en los de entonces, se ha activado el nivel 2 y se ha solicitado ayuda a la Unidad Militar de Emergencias (UME). Pero la gran diferencia también es que los fuegos de Ladrillar (en las Hurdes) y el de Miravete, fueron simultáneos, en el mes de julio y en una de las peores olas de calor que se recuerdan. El de Pinofranqueado, sin embargo, ha saltado ya en el mes de mayo, en plena primavera aunque se trate de una primavera con temperaturas mas propias del verano. Pero se ha complicado todo lo posible saltando a Gata. Y no es solo eso, es que queda todo el verano por delante y nadie duda de que no es buen presagio lo que está pasando.
Tampoco guardan relación unos fuego y otro sobre el origen. En el de Ladrillar se confirmó inmediatamente que el origen estaba en un rayo durante una tormenta seca; el de Casas de Miravete no se llegó a esclarecer, aunque sí se descartó que fuera un fuego intencionado, mientras que en el que arrasa ya masas forestales de Hurdes y Gata, ahora mismo fuera de control, nadie duda de que se trata de un fuego que tiene tras su origen la mano del hombre y la voluntad de causar daño. Habrá que ver en las próximas horas o días, cuánto.
Los dos fuegos simultáneos de 2022 arrasaron unas 6.000 hectáreas en una semana y obligaron a desalojar 10 núcleos de población, con unas 700 personas afectadas. Luego llegó la huella del incendio en los pueblos y en las vidas de esas personas también, porque el fuego se llevó explotaciones agrícolas y el paisaje de sus pueblos.
El fuego deja al cierre de esta edición dos comarcas en vilo, una alquería confinada y un campamento evacuado (unas 100 personas en total). Y la incógnita de cuándo se logrará parar esta vez.