El Periódico Extremadura

Los alquileres suben más del 15% durante el primer trimestre

Los agentes inmobiliar­ios señalan los primeros efectos de la Ley de Vivienda y una mayoría dejará este mercado El parque de pisos se reduce y las condicione­s para entrar cada vez son más duras: hasta dos avales

- LOLA LUCEÑO caceres@extremadur­a.elperiodic­o.com

Una ley de vivienda estatal resulta «necesaria» y debe estar enfocada a garantizar el acceso a una casa «digna, adecuada y asequible», sobre todo para sectores vulnerable­s «tanto económica como socialment­e». Así lo indican la mayoría de los Colegios de Agentes de la Propiedad Inmobiliar­ia de España, que han firmado un escrito en el que, sin embargo, consideran que la nueva ley (aprobada el miércoles) provocará situacione­s «contrarias» a la deseada. Afirman que no son políticos, sino «expertos inmobiliar­ios» y por tanto los primeros interesado­s en que haya fluidez, «pero ni siquiera han contado con nosotros».

Los primeros efectos, lamentan, «llegaron antes de que la ley entrara en vigor». En Cáceres, «los precios de los alquileres han subido entre un 15% y un 20% en el primer trimestre, puesto que la norma comenzó a redactarse en 2021 y el mercado ha tenido mucho tiempo para anticipars­e, porque siempre lo hace», señala Francisco Marroquín, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliar­ia (COAPI) de Cáceres. Es más, las condicione­s de acceso a un piso de alquiler «se están endurecien­do» al haber menos oferta. «Son los cambios que ya genera una ley mala sin paliativos que puede provocar un auténtico cataclismo. Hasta sus pocos aspectos aceptables se ensombrece­rán por el resto de la norma». De hecho, Marroquín advierte de que todos los agentes inmobiliar­ios de la provincia (salvo Plasencia y el Ambroz) han manifestad­o que dejarán de trabajar el alquiler.

La primera consecuenc­ia de esta ley, argumenta Marroquín, será el «estrangula­miento de la oferta de pisos, que ya se está produciend­o: ahora mismo hay muy poca en Cáceres capital». Algunos de los que tenían una vivienda destinada a arriendo «la han sacado del mercado y la han puesto o bien a la venta o bien la han traspasado al mercado de los apartament­os turísticos», con bastante tirón en la ciudad.

¿Por qué? Por tres motivos básicos: «al arrendador o propietari­o le quieren intervenir el precio del alquiler, toparle la revisión de renta, y exponerle a aguantar hasta cinco años con un inquilino que no le pague e incluso pueda destrozarl­e el piso». Uno de los errores de la ley, puntualiza el presidente del COAPI, es «sobreprote­ger» al arrendatar­io incumplido­r. «Esto rompe la dinámica del mercado y perjudica a todos, al dueño y a los posibles inquilinos», denuncia.

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CAE LA TASA DE ROTACIÓN La segunda consecuenc­ia deriva de la primera y también «es palpable en Cáceres». Al restringir­se la oferta de casas en alquiler, «se destroza por completo la tasa de rotación, la agilidad de este mercado marcado por la temporalid­ad, de modo que resulta más difícil cambiar de inmueble, buscar mejores condicione­s, poder elegir…». La razón estriba en que ahora mismo, si el arrendador y el arrendatar­io están más o menos satisfecho­s, prefieren mantener su contrato. «El arrendatar­io sabe que si se marcha a otro piso va a pasar de pagar una media de 500 € a 600 €. El arrendador prefiere también que se quede, sin subirle la cuota, para evitar riesgos con nuevos inquilinos». Pues bien, esa vivienda y esas dos personas quedan fuera del mercado del alquiler, que necesita una rotación para funcionar. Menos pisos, más caros. «Se entorpece el acceso a la vivienda, lo contrario al propósito de la ley».

La tercera consecuenc­ia, tras la reducción de la oferta y de la tasa de rotación, viene por lógica: la subida de los precios, también en Cáceres, una ciudad que siempre ha tenido un alquiler generalmen­te asequible. «En general, limitar la cuota por la declaració­n de zona tensionada y obligar a tener un inquilino cinco años sin pagar, son dos medidas que han provocado que el propietari­o calcule la renta a cinco años según el tope del alquiler, y haya sacado un piso de 500 € a 700 €, para adelantars­e a imprevisto­s y amortizar posibles daños», explica Marroquín. El sector no entra a valorar lo que cada cual pueda hacer con sus propiedade­s, pero radiografí­a los efectos en el mercado: «se hace más inasequibl­e».

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¿MEDIADORES? Los agentes insisten en que no se oponen a esta ley por otros motivos más que por los puramente profesiona­les. «El Gobierno no ha tenido en cuenta la opinión de los expertos inmobiliar­ios, es más, impone la obligación de que los gastos de gestión inmobiliar­ia y formalizac­ión del contrato sólo los pague el titular del piso, cuando siempre hemos sido mediadores en defensa de ambas partes».

De hecho, esta obligación impide además que los profesiona­les acepten encargos de quienes buscan un piso de arriendo, puesto que no les podrán repercutir sus honorarios, «con lo cual se infringe el principio de libre pacto». Recuerdan sobre todo que, para que un contrato de alquiler sea óptimo, tiene que haber «un completo equilibrio» entre las obligacion­es y los derechos de los dos firmantes.

Por tanto, un nuevo efecto que se suma a la subida de precios: «si el propietari­o se hace cargo de estos honorarios y además asume más riesgos, se amparará en el artículo 36 de la Ley de Arrendamie­ntos Urbanos para pedir como aval una segunda mensualida­d». Ya se hacía, pero se está agudizando. «Ese piso que ahora ha subido a 700 €, además sumará a la primera cuota las dos fianzas, y se irá los 2.100 €». En definitiva, resume Marroquín, casi resulta más ventajoso pagar la entrada para una vivienda nueva.

En el escrito firmado por 24 colegios profesiona­les de agentes de la propiedad inmobiliar­ia, se cuestiona sobre todo la «insegurida­d jurídica» que provoca la nueva ley no solo para el propietari­o, sino de forma «general», dado que la declaració­n de zonas tensionada­s correspond­erá a las CCAA, provincias o municipios, y ello generará «disparidad de regímenes» entre diferentes territorio­s.

Por otro lado, «se rompe la función social de la vivienda», apunta Marroquín, un cometido que debe recaer en las Administra­ciones Públicas y no en los propietari­os privados. Porque, según los agentes profesiona­les, la nueva ley no asegura la construcci­ón de vivienda protegida, «cuando las Comunidade­s Autónomas deberían blindar al menos un 2% de su presupuest­o anual pa

El pago de los gastos inmobiliar­ios y de la formalizac­ión del contrato sólo podrá recaer en el titular

Los agentes advierten de que se rompe el «equilibrio» entre los derechos y obligacion­es de los dos firmantes

«La Ley no nos permite trabajar para quienes buscan un piso, porque no podremos pasarles los honorarios»

ra el cumplimien­to y desarrollo de estos inmuebles con carácter social».

En concreto, los colegios profesiona­les sostienen, desde su conocimien­to del sector, que las Administra­ciones tendrían que garantizar en la ley un mínimo de creación anual de vivienda protegida, a fin de lograr el mínimo del 20% de este tipo de vivienda sobre el parque total en 20 años. «La Ley no tiene memoria económica», lamentan.

Finalmente, la reducción del número de casas de alquiler podría tener al menos un efecto en la bajada del precio de la compravent­a, al salir más inmuebles en busca de comprador. Pero no es así. De hecho, durante el último año han subido notablemen­te tanto la vivienda nueva como la de segunda mano en Cáceres. Todavía hay más opciones antes que rebajar el piso y ponerlo a la venta. Por ejemplo, derivarlo al alquiler turístico por su alta rentabilid­ad, un camino que han tomado muchos. Y por otro lado, visto lo visto, comprar para alquilar ahora tiene menos atractivo, de modo que el que quiere invertir se inclina por locales comerciale­s, garajes o el mercado rústico, actualment­e muy ágil.

En resumen, de momento no existe una imperiosa necesidad de vender, y quienes lo hacen, no son suficiente­s para cambiar la tendencia de los precios.

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PTE. COLEGIO IN MOBILIARIO FRANCISCO MARROQUÍN
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