La Copa se enfría en Mérida
Los locales acaban el curso en casa con un 0-0 y la petición del público para que siga Barrero
El fútbol nunca para de moverse. Hace 13 meses el Córdoba visitaba el Romano montando una fantástica fiesta de celebración de su ascenso, y ahora su afición ruge contra su equipo y es el Mérida el que montaba la fiesta para despedir a un bloque que le ha hecho disfrutar en lo que va de siglo. El curso futbolístico llega a su fin y para el equipo romano lo hace entre sonrisas tras haber desafiado en la primavera los tópicos más manoseados de este deporte. Toda fiesta de fin de curso lleva consigo la tristeza de las despedidas, pero… era día grande en el Romano. En juego, plaza para la Copa.
Eso sí, el juego no acompañó a esa grandeza. El Córdoba pareció siempre deseoso de que acabara cuanto antes el calvario en el que la segunda vuelta ha convertido su temporada. El Mérida pecó de precipitación en la conducción y nunca dio sensación de sentirse cómodo. Y así, el partido transcurrió siempre al tran tran, ni siquiera cercano a romperse.
La primera ocasión acabó en la red. Dani Sandoval vio el desmarque al segundo palo de Chuma y lanzó un centro milimétrico al pie derecho del delantero sevillano, que empalmó la pelota a la red. El juez de línea levantó la bandera y el tanto quedó anulado. La jugada no alteró el ritmo cansino de juego. Dani Lorenzo y David Larrubia, los malagueños que se despedían del Romano, trataban de aparecer entre líneas, pero el Mérida no se hacía fuerte. Un disparo fuera de Sandoval en una falta precedió a la gran ocasión visitante en esta primera mitad, una pared que terminó con Antonio Caballero encarando a Juan Palomares, Acertó el meta sus intenciones y desvió a córner, El Córdoba daba señales de haber llegado. Eso sí, la gran ocasión del partido estaba por llegar, y lo haría pronto. Recibió Dani Lorenzo dentro del área caracoleó y llevó al engaño a
Jiménez, que le obstaculizó provocando el penalti. Los lanzamientos desde ese punto no le han dado mucho al Mérida en este curso, y en esta ocasión, así fue. Cuatro penal fallado por el equipo como local, con Carlos Marín adivinando las intenciones de Bonaque.
Tras el descanso, el partido debía romperse. El empate no valía para nada al Córdoba y servía muy poco al Mérida, ya que Unionistas ya ganaba como local. No terminó de hacerlo del todo, manteniendo ese ritmo cansino. Pudo marcar Meléndez en un disparo desde el borde del área que se fue fuera, pero el Córdoba estuvo bastante más cerca mediada esa segunda mitad. José Ruíz encontró la espalda de Álvaro Ramón, puso un centro al que no llegaría Willy, pero que
Nacho González, en su afán por despejar, impulsó hacia su portería para que Palomares se luciera. Movieron el banquillo tanto Manuel Mosquera com Barrero.
En el Mérida, el de Don Álvaro refrescó todo su frente de ataque, dando vitalidad a esa zona. Se lo agradeció el equipo encontrando por fin la hora de correr y girar al rival, pero la ocasión más clara fue una conducción de Álvaro Ramón de fuera a dentro, que terminó con un disparo con su pierna mala, la diestra, que provocó una gran parada de Marín.
Los minutos finales fueron de poca cabeza y anarquía, Además, de cánticos y pancartas. Atronó el `Juanma quédate' en las gradas, que le pidieron a su capitán que volviera a capitanear el barco en la próxima temporada, mientras un cabezazo de Pla se convertía en la última jugada. Ya solo quedaba el agradecimiento mutuo de equipo y afición. El primero lo hizo dando una vuelta de honor al estadio. La segunda, aplaudiendo a un bloque que le ha divertido. Y cuando hablamos de fútbol, la palabra diversión suena tan extraña que nadie se la plantea cuando se inicia un curso. Y sí, fue un año divertido en el Romano.