En San Isidro se piden agua y votos
Los candidatos y sus equipos acuden a la romería cargados de material publicitario El público volvió a ser ★ escaso en la tradicional fiesta en honor al patrón de los agricultores, al que se hicieron plegarias para que llueva
A una semana de las elecciones, la romería en honor a san Isidro, que se celebró ayer en su ermita de Tres Arroyos, fue, como cabía esperar, cita obligada para algunos de los candidatos que aspiran a la Alcaldía de Badajoz y los miembros de sus equipos de campaña, que llegaron cargados de material publicitario para repartir entre los romeros. En la fiesta en honor al patrón de los agricultores se pidió lluvia para «regar los campos», pero también votos.
A los populares les quitaban los sombreros de paja de las manos en la puerta de la ermita, mientras su cabeza de lista y actual alcalde, Ignacio Gragera, participaba en la procesión y saludaba a diestro y siniestro. A pocos metros, el aspirante a la alcaldía por Badajoz 5 estrellas, Alejandro
Vélez, y los suyos entregaban carpetillas con su programa electoral, acompañados de un bolígrafo. No faltó tampoco Ricardo Cabezas, candidato del PSOE, que junto a sus compañeros compartió con los romeros, además de saludos, sombreros y chapas con el logo de su partido.
Poca participación
La afluencia de público a la romería un año más fue escasa. Tras la eucaristía, oficiada por el sacerdote Antonio León y en la que participó la Asociación de Coros y Danzas de Badajoz, se impusieron las medallas a los nuevos hermanos, pocos y ninguno joven. «Parece que la gente solo se hace hermano pasados los 60 años y se puede ser con 30», lamentó una de las hermanas por la falta de relevo generacional.
La Hermandad de San Isidro Labrador solo tiene 50 personas en estos momentos y se necesitan más
para mantener la ermita, pues hay gastos corrientes que se deben sufragar cada mes, recordó Rafael Crespo, su hermano mayor.
Teme que esta tradición se pierda, aunque confía en que la romería del patrón de los agricultores supere este `bache' y recupere el esplendor de antaño, cuando miles de personas acudían, las familias pasaban el día bajo las encinas de la dehesa y era difícil encontrar hueco para aparcar. Nada de esto ocurre ya. No había grupos bajo los árboles, sobraba sitio en el atrio de la ermita durante la misa y solo varias decenas de personas acompañaron al santo en su procesión. Aún así, Crespo decía estar «contento» porque un año más se ha podido celebrar. La amenaza de lluvia, esa por la que ruegan a san Isidro su intercesión, hizo temer que no podría recorrer la dehesa, Una vez en su ermita de nuevo, que el santo traiga agua. Lo de los votos ya se verá.
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