Sánchez es el demonio

Terminar siendo la ausencia de una marca regional propia

«No al sanchismo de Vara y no al sanchismo de Salaya». Así arrancó ayer su intervención Rafa Mateos, candidato popular a la alcaldía de Cáceres, en el mitin cuyo protagonista fue Feijóo. En esta campaña (y antes de que empezara), el enemigo del PP extremeño, cacereño o de donde sea es, siempre, siempre, el presiente del Gobierno. Los dardos a Madrid. Pedro Sánchez es el demonio y la directriz es decir que todos los demás líderes socialistas son igualitos que él. A imagen y semejanza.

Y yo me pregunto, ¿funciona esta estrategia? La respuesta impulsiva es que sí porque es evidente que quien gobierna sufre un desgaste inevitable. Pero, por otra parte, puede dar la sensación de que la líder regional, María Guardiola, y los diferentes líderes locales no quieren enfrentarse a sus homólogos socialistas.

La contraprestación puede

La táctica de `Sánchez es el demonio' es aún más acentuada cuando quienes salen al escenario lo hacen en plazas en poder del contrario. Es el caso de Cáceres, cuyo alcalde, Luis Salaya, es del PSOE.

Quizá este modus operandi no es algo que lleve el PP en su ADN, sino de todos los partidos cuando quien tiene el poder en Moncloa no es de los suyos.

Lo que sí es cierto es que una de las conclusiones de la encuesta que publicó este periódico es que los votantes de la derecha no se dejan llevar por los candidatos de cada comunidad para elegir la papeleta, dicho de otro modo, en Extremadura un elector del PP vota en las autonómicas a Feijóo, le da igual que la de aquí se llame Guardiola o Gutiérrez. Quien tiene tirón es el que sale en el tele y manda desde Madrid.

Y cuidado, la contraprestación a este método puede ser la falta de personalidad o la ausencia de una marca regional propia.