La presa tiene un 22% menos de agua que hace justo un año
Ahora está al 55,93% de su capacidad y la misma semana del 2022 estaba al 77,97% Aún así, sigue habiendo desembalses para «mantener el caudal del río»
Si hay un lugar donde se pueden ver con claridad los efectos de la sequía es la presa del Jerte, situada a cuatro kilómetros del casco urbano y que tiene actualmente un 22,04% menos de agua embalsada que hace justo un año.
Según la web nacional que recoge el estado de los embalses, este lunes, 22 de mayo, la cantidad de agua embalsada era de 33 hectómetros cúbicos, es decir, el 55,93% de su capacidad, que son 59 hectómetros cúbicos.
En la misma semana del pasado año, había embalsados 46 hectómetros cúbicos de agua, o lo que es lo mismo, el 77,97% de su capacidad. Pero la situación es todavía peor si se compara con la media de los últimos diez años. En este caso, haciendo una media del agua embalsada en esta misma semana de mayo, la presa estaba al 82,37% de su capacidad, con 48 hectómetros cúbicos.
A pesar este descenso en la capacidad de la presa, llama la aten
El ayuntamiento ve «imposible» que haya problemas de abastecimiento o que se produzcan cortes
ción que los desembalses continúan. Aunque la presa la gestiona la Confederación Hidrográfica del Tajo, el concejal de Medio Ambiente, Sergio López, ha explicado que el desembalse se produce por la necesidad de «mantener el caudal del río».
Así, «tienen que desembalsar un mínimo de 0,91 metros cúbicos por segundo y ahora están desembalsando en torno a 3 porque «manejan dos curvas y deben mantener el desembalse en el rango de esas dos curvas».
Lo que subraya también López es que en la presa placentina «no se desembalsa para generar energía, aunque sí se aprovecha para turbinar cuando se realiza el desembalse», ya que se trata de una presa solo para el abastecimiento de la ciudad.
Además, el agua tampoco se utiliza para el riego, por lo que el ayuntamiento no teme que haya problemas de abastecimiento de agua este verano ni que se produzcan cortes. López lo ve «imposible», aunque reconoce que «es verdad que hay menos agua que el año pasado».