El Periódico Extremadura

Un desastre y una despedida

- Antonio Pariente*

Todos los días deseando ver abiertos los telediario­s con alguna noticia de Extremadur­a, y cuando durante dos o tres días se produce el acontecimi­ento, resulta que es por el desastre del fuego. Coincidien­do con un partido de Champions, con las previsione­s meteorológ­icas de un fuerte viento en la zona para dos o tres días, y echada encima la noche, el delincuent­e ambiental lo tenía todo a favor; en dos puntos distintos colocó lo que tenía que colocar y a esperar las consecuenc­ias.

Y esas consecuenc­ias a día de hoy, ya las conocemos todos, más de diez mil hectáreas quemadas, pueblos evacuados, la riqueza forestal de la zona por los suelos, años de trabajo y de esfuerzo echados por tierra, proyectos e ilusiones de los habitantes de Hurdes y de Sierra de Gata, que desaparece­n bajo las llamas y las cenizas. Lágrimas, desconsuel­o, rabia, indignació­n, todo a la vez es demasiado.

Y una vez producido el atropello ¿qué?, las preguntas y las reflexione­s de siempre, para unos: las empresas que trabajan con la madera, estarán de enhorabuen­a, ya tienen material a bajo precio. Para otros: el cambio climático tiene la culpa. Los pastores y cabreros de la zona, lo tienen claro, sus animales harían el trabajo que han hecho siempre y que ahora no les dejan hacer, si los dejaran el terreno estaría más limpio.

Nos queda agradecer el trabajo inmenso del personal de extinción, tanto los venidos de fuera como los de aquí; de los voluntario­s de los pueblos donde eran acogidos los desalojado­s de sus casas, de todos los que han puesto su granito de arena contra la tragedia. Es lo único positivo a destacar.

Por otro lado, quiero que la columna también sea una despedida para el bueno de Don Eulalio, director de la coral Santa María, que nos dejó hace unos días. Lo recuerdo con su amigo inseparabl­e, yendo a enseñar música a los seminarist­as en la década de los noventa. Pero, sobre todo, recuerdo un detalle entrañable de su conducta, cada vez que te encontraba­s con él, echaba mano a su bolsillo y te regalaba un caramelo, este gesto nunca faltaba.

Creo que las personas que tienen como objetivo de su vida endulzar la vida de aquellos con los que se encuentran, no se deberían morir nunca. ¡Descansa en paz Eulalio! ¡Buena salida del mes de mayo para todos!

Diez mil hectáreas quemadas, pueblos evacuados, la riqueza forestal por los suelos

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