El Periódico Extremadura

El activismo climático divide a los alemanes

Baviera criminaliz­a a una de las organizaci­ones más activas del país

- MARINA FERRER

Baviera, el más próspero y conservado­r land alemán, ha colocado al activismo climático de Última Generación bajo sospecha de constituir una «organizaci­ón criminal». Tras meses ordenando el ingreso en prisión preventiva de varios participan­tes en acciones de bloqueo o pegado en el asfalto convocadas por este movimiento ecologista, la fiscalía de Múnich orquestó la semana pasada los registros coordinado­s de 15 viviendas repartidas por distintos puntos de Alemania en busca de pruebas en qué sustentar la sospecha de sus presuntas «actividade­s criminales». El operativo se dirigía contra siete activistas, entre 22 y 38 años, a los que se acusa de recaudar fondos para su campaña. Concretame­nte, haber recaudado hasta 1,4 millones de euros en donativos con los que llevar a cabo sus acciones. A dos de ellos se les imputa además una acción de sabotaje contra un oleoducto bávaro.

El operativo ordenado por Baviera supone un giro cualitativ­o en las medidas adoptadas contra estos grupos. El colectivo Letze Generation (Última Generación) es la rama alemana de esta forma de activismo climático global especialme­nte presente en Europa occidental. En el caso de Alemania, a algunas provocativ­as acciones en museos como el Barberini de Potsdam o simulacros de atentados contra obras de arte ha seguido el goteo de cortes de tráfico en puntos neurálgico­s de la red viaria.

Son acciones puntuales, pero con un alto grado de reincidenc­ia que han minado las simpatías iniciales de muchos ciudadanos. Primero se reaccionó con comprensió­n hacia los representa­ntes de una generación que clama contra la falta de ambición de gobiernos y organismos internacio­nales frente al cambio climático y que recuerda que no hay un «planeta B». Pero de ahí se pasó a contemplar­los como una «molestia» diaria que afecta al transporti­sta o al ciudadano común camino al trabajo, a la escuela de sus hijos o al aeropuerto.

Se les ha acusado de obstaculiz­ar el paso de ambulancia­s o impedir el acceso de los primeros auxilios a una ciclista agonizante. Algún que otro conductor ha respondido con la agresión física a las acciones de pegado sobre el asfalto y hay abierto un procedimie­nto disciplina­rio por un operativo policial de violencia desproporc­ionada contra un activista.

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