Erdogan celebra su victoria en las presidenciales
«Os seremos leales cinco años más», proclama el mandatario
Kiliçdaroglu promete seguir luchando en la oposición
Recep Tayyip Erdogan se queda. Eso decidió la sociedad turca ayer en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El presidente turco renueva así su longevo mandato cinco años más gracias a una ventaja de tres puntos, según el escrutinio no oficial. Por su parte, el líder opositor Kemal Kiliçdaroglu, de 74 años, ve en esta derrota el posible final de su carrera política. Es la primera vez que Turquía se enfrentaba a una segunda vuelta en las presidenciales, poniendo en riesgo el cargo de Erdogan tras más de 20 años en él y, a la vez, poniendo de manifiesto el declive de su popularidad.
Poco tardó el segundo mandatario que ha estado más tiempo al frente de Turquía en reclamar su victoria en los comicios. «Hemos completado la segunda vuelta y agradezco a los que han ido a las urnas por el futuro de sus hijos», dijo desde el barrio de Uskudar, en Estambul. «Del mismo modo que os hemos sido leales durante 20 años, lo seremos durante cinco años más», anunció visiblemente emocionado. «Este amor no termina aquí, como dijimos, este bendito camino no termina aquí». Después entonó una canción de despedida a su rival: «Adiós, adiós, adiós Kemal».
Horas más tarde, Kiliçdaroglu admitió su derrota y prometió continuar su lucha desde la oposición. «He luchado por vuestros derechos. He luchado para que podáis vivir en prosperidad y seguiré luchando», manifestó en una breve comparecencia en la sede central de su partido, el socialdemócrata CHP, en Ankara. Kiliçdaroglu también denunció las difíciles condiciones de la campaña electoral, en la que todos los medios de comunicación públicos y la mayoría de los privados se volcaron en difundir el discurso del presidente y dieron poco espacio a la oposición.
La jornada electoral transcurrió sin demasiados incidentes. En una Turquía dividida, los resultados fueron anunciados por dos agencias de noticias diferentes. Anadolu, la pública y más cercana a Erdogan, dio unos resultados más ventajosos para este: 53,41% frente al 46,59% de Kiliçdaroglu. Anka, próxima a la oposición, los situó en un 52,5% para Erdogan y un 48,5% para su rival. Aún así, la ventaja del presidente turco era clara momentos después del cie
rre de los colegios. Y, por eso, sus partidarios empezaron con las celebraciones horas antes del discurso de Erdogan, ondeando banderas turcas o del Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco).
/ DISCURSOS ANTISIRIOS Erdogan logra superar otra piedra en su camino. En la primera vuelta del pasado 14 de mayo, se quedó a las puertas de revalidar su mandato con el 49,52% de los votos frente al 44,88% de Kiliçdaroglu. Durante estas dos semanas, el presidente ha podido sumar el apoyo de Sinan Organ que quedó en tercera posición con el 5,17%. Muchos fuera y algunos dentro de Turquía
confiaban en los pronósticos de las encuestas que se aventuraron en dar una ventaja a Kiliçdaroglu que no se tradujo en las urnas. De nada le ha servido al líder opositor la radicalización de su discurso durante esta segunda campaña.
Pese a la posición antiinmigración de Erdogan contra los sirios, a quienes la mayoría de los candidatos han usado como chivo expiatorio de todos los males de Turquía, Kiliçdaroglu se ha atrevido a comprometerse a echarlos en el plazo de un año si salía elegido. Pero la sociedad turca ha elegido a un mal conocido. La grave crisis económica ha hecho que la inflación se mantenga alrededor del 50% tras llegar al 85%. Durante la campaña electoral, se ha señalado a los refugiados sirios como culpables de esta situación, que se ha agravado en los últimos dos años como consecuencia de la guerra de Ucrania y de las políticas monetarias del presidente Erdogan.
El pasado viernes, la lira turca se debilitó a un mínimo histórico de 20 frente al dólar. En lo que va de año, la divisa nacional se ha debilitado un 6,4%. Los bonos soberanos en dólares y las acciones de Turquía se han desplomado.
Muchas formaciones feministas y grupos en defensa de los derechos LGTBIQ han expresado estos días también su temor a un mayor empeoramiento de la situación.