La finca de las mascarillas fue de un antiguo alto cargo de Banesto
Pablo Garnica fue ▶ nombrado presidente de la entidad en 1983. Sólo duró cinco años Juan Carlos Cueto, ▶ investigado por la `trama Koldo', compró parte de los terrenos
Pablo Garnica, antiguo alto cargo del Banco Español de Crédito (Banesto), fue el propietario de la finca en la que la `trama Koldo' invirtió dinero. En plena Sierra de San Pedro, Garnica tenía miles de hectáreas de terreno. A su muerte, en el año 2002, la herencia fue distribuida entre los 13 hijos que tuvo con María Rodríguez Pombo. «Cada uno de sus descendientes hizo lo que consideró oportuno con su patrimonio, y uno de ellos puso en venta la finca», indican los vecinos. Fue de esta manera como Juan Carlos Cueto, a través de la sociedad Alcotán SL, se hizo con unos terrenos en los que se encuentra el conocido `Torrico de San Pedro', uno de los lugares más visitados de la zona.
Garnica llegó a la entidad bancaria en 1932, mismo año en el que su padre llegó a la presidencia. Veinte años después, fue nombrado director general. Ya en 1983 le designaron presidente, cargo que se vio obligado a dejar cinco años después en medio de una grave crisis.
Los pasados 20 y 21 de febrero, el Juzgado de Instrucción número 2 autorizó a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil para el re
gistro de las fincas de Cueto en la localidad de Salorino por un presunto delito de pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales, cohecho y delito de tráfico de influencias debido al caso `Koldo' con la adjudicación irregular de contratos de venta de mascarillas por 54 millones de euros. Koldo García fue asesor del exministro de Transportes José Luis Ábalos y tenía a Juan Carlos Cueto como supuesto corruptor en la trama. En el auto emitido, el interés por investigar estos terrenos residía en que «Cueto daba instrucciones de que se trasladase a su finca de Cáceres el mobiliario y objetos que guardaba en su residencia habitual». El escrito hablaba de tres parcelas, dos de ellas en esta finca: una en la que
se encuentra su residencia «esporádica», donde está el cortijo; y otra en la que se puede encontrar la casa de los invitados. La tercera es conocida como la finca `La Bellota'. Sin embargo, vecinos de Salorino aseguran que «nunca hemos escuchado hablar de ese campo».
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SOBRE LA FINCA La entrada de la finca `El Corcho' está situada en un camino vecinal entre las localidades de Salorino y Herreruela. Concretamente en el punto kilométrico 103,4 de la carretera N-521 parte esta senda y, tras recorrer 3,3 kilómetros de la vía y pasar por otras fincas como `La Muleta', `El alcornoque' o `La Mula', está la entrada al recinto.
Tras la adquisición, el 27 de junio de 2006 el Diario Oficial de Extremadura sometió a información pública durante 20 días el asunto sobre la construcción de un cortijo, cuando era Enrique Díaz de Liaño el director de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Junta de Extremadura. Sobre este recinto, lugar en el que residen cuando visitan la finca, una trabajadora a la que contratan de forma esporádica para dar apoyo a los cuatro empleados de la finca con labores domésticas, señala a este diario que «es un complejo que no es muy grande comparado con las casas que suele tener la gente adinerada en los campos, solo cuatro habitaciones. También construyeron recientemente un segundo recinto que sirve como `salón de caza' y tiene tres chimeneas». «Me llamó la atención que, nada más entrar, tienen alfombras gigantes hechas con pelaje de osos pardos. También había leopardos en vitrinas. Debe haber estado cazando en África en varias ocasiones», cuenta.
«En la finca han llegado a cobrar 6.000 euros por un puesto de montería», recuerda una vecina
/ ACTIVIDADES PRINCIPALES La actividad cinegética y la gestión forestal a través del descorche de alcornoques son las principales funciones que se realizan en la finca. Vecinos de la localidad señalan que «han llegado a cobrar 6.000 euros por un puesto de montería, aunque no sé si esto será habitual». A este tipo de árbol se le saca el corcho cada diez años y la venta se realiza por quintales (que son 46 kilos). El precio suele ser elevado, aunque varía cada año. El promedio está entre los 80 y los 120 euros cada quintal.
Según indica el cartel que está situado en la entrada de la finca, `El Corcho' tiene la etiqueta de calidad Wildlife Estates. Esto se creó en 2007 para reconocer y premiar la gestión sostenible del medio ambiente en aquellos territorios en los que es una prioridad la conservación y el fomento de la biodiversidad. En España tan solo 67 territorios se han incorporado a esta red europea y representan más de 260.000 hectáreas. Para lograr esta vitola, es necesario firmar una carta del proyecto y superar una evaluación, que tiene un coste de 550 euros.