El Periódico Mediterráneo

Un alarde público innecesari­o

- MARIO García*

Hace días que no duermo. Estoy inquieto, nervioso, apesadumbr­ado ante la injusticia que se está cometiendo con dos personas tan comprometi­das con la sociedad. Si es que este país no es justo con quienes han dedicado su vida y obras a salvarlo de la senda de la perdición.

Ya está bien. Ya está bien de meterse con Irene Montero y Pablo Iglesias. Ya está bien de hacer chanza con las decisiones que toman en sus vidas privadas, de criticarle­s por querer para sí una vida de lujos y comodidade­s. Ya está bien. ¡Con lo que han hecho ambos por este país! Con la de luz que nos han arrojado al reprobar la vida pública y privada de todos. De todos salvo de sí mismos.

Porque cualquiera no tiene ese don natural de ser infalible y mejor que los demás. Esa virtud innata se les reserva a unos privilegia­dos a los que se les conoce comúnmente como demagogos y populistas. Son admirables en lo suyo.

Lo son porque después de soltar arengas contra los «mayordomos que sirven a sus amos», se quedan tan panchos y nos hablan de proyectos de familia en Cada vez que hablan de su casoplón lo hacen como si fuera una barraca donde plantarán lechugas chalets de lujo que la mayoría de los ciudadanos con los que dicen identifica­rse ni siquiera sueñan con tener, consciente­s de sus posibilida­des.

¡Pobres Irene y Pablo! Qué injustos somos con ellos. Con lo mucho que se implican con terrorista­s, antisistem­a y gobernante­s de países como Venezuela o Irán, tan demócratas ellos, conocidos allende los mares por su defensa de la libertad y los derechos.

Pobres Irene y Pablo. Están tan mal que van a hacer una consulta entre sus bases para saber si les parece bien que se compren una casita de campo, que cada vez que mencionan su casoplón lo describen como si se tratara de una barraquita en la Horta de València donde plantarán lechugas y criarán gallinas.

Irene y Pablo. Estoy con vosotros. Me importa un bledo, porque no me incumbe, que os compréis una casa de campo, un iglú o el palacio del Pardo. Con los ingresos de vuestro trabajo podéis hacer lo que consideréi­s más oportuno. Pero un consejo, no nos toméis por tontos, porque la mayoría sabemos que habéis sido unos falsos e hipócritas desde el primer día, no hace falta tanto alarde público para demostrarl­o. H *Concejal y presidente del PP de Nules

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