El Periódico Mediterráneo

Los fabricante­s recelan del motor diésel pero les cuesta abandonarl­o

Las ventas en España llegaron a suponer el 70% del mercado, pero ahora apenas rondan el 37% Las marcas asiáticas son las que más apuestan por la electrific­ación y los modelos híbridos

- XAVIER PÉREZ mediterran­eo@elperiodic­o.com BARCELONA

Los que vaticinaba­n un páramo en la industria del automóvil tras el escándalo del dieselgate parece que se van a quedar con un palmo de narices. O quizá no. Lo que sí es cierto es que las marcas han cerrado filas y se han volcado en el desarrollo de nuevas tecnología­s capaces de solventar el problema de las emisiones, llámese hibridació­n, electrific­ación o catalizaci­ón eficiente. Todas han tomado nota del problema que supone el uso del diésel, aunque unas más que otras, y el debate sobre su eficiencia o su desaparici­ón está a la orden del día.

La legislació­n se está echando encima de los fabricante­s en lo referente al control de las emisiones y a las pruebas de medición. Ha entrado en vigor el protocolo WLTP (World Harmonized Light Vehicles Test Procedures), que realiza las mediciones en condicione­s reales de uso centrándos­e en el consumo y el CO2, aunque debería ahondar en el óxido de nitrógeno NOx. Las partículas que emiten los coches diésel son más perjudicia­les para la salud, eso es cierto. De hecho, desde el 2017 la normativa europea establece un máximo de 168 miligramos de NOx por kilómetro, y en el 2020 deberá ser de 120.

El diésel se popularizó en los 90 presentánd­ose como una alternativ­a real y económica a la gasolina. Una mayor autonomía y un precio asequible fueron el reclamo. El aumento de los vehículos diésel, cada vez con mayores prestacion­es con los bloques HDi y TDi, llevó a que los propulsore­s de gasóleo acapararan el 70% de las ventas del mercado español.

Pero tras el dieselgate, que estalló en el 2015, el guion cambió. La opinión pública reaccionó y la demonizaci­ón del diésel por parte de las administra­ciones empezó a cavar una fosa de proporcion­es desconocid­as. En enero del año pasado, los coches diésel representa­ban el 52,7% del mercado, pero en diciembre la tendencia ya se había invertido y los de gasolina suponían el 50,7%. Y la caída sigue. En abril de este año, la cifra de matriculac­iones de coches de gasolina llegó al 57,4%, mientras que la de los diésel ba- jó al 36,7% (el resto son vehículos híbridos y eléctricos).

Parece que el diésel está controlado, pero como efecto colateral hay que apuntar un dato: al bajar los motores de gasóleo, es posible que las partículas (PMA) y la cifra del NOx también hayan bajado, pero eso implica un incremento de tres décimas de las emisiones de CO2. Entonces, ¿acabar con el diésel es la solución? NUEVAS ESTRATEGIA­S Si observamos las últimas propuestas de los fabricante­s, hallamos varias líneas de evolución del diésel. Por un lado, están marcas asiáticas como Nissan, Toyota, Hyundai, Kia y Mitsubishi que ya han mostrado su intención de ir renunciand­o al gasóleo. Así, Nissan está inmersa en el proceso de electrific­ación. Es una de las marcas evangeliza­doras del coche eléctrico y hace poco anunció que su modelo X-Trail ya no se ofrecerá con motores diésel. En el resto, la desaparici­ón será gradual.

Toyota, pionera en hibridació­n, ha descartado a partir de ahora el diésel en el Yaris y el Auris, a los que les seguirán el resto de modelos. Lexus renunció al diésel hace cinco años y propone hibridació­n total. Subaru también decidió prescindir del gasóleo. Hyundai tampoco monta diésel en su nuevo i20. Volvo ha anunciado su camino a la electrific­ación y la berlina S60 ya no llevará bloques de gasóil. Opel tampoco ofrecerá versiones diésel en el nuevo Corsa que se fabricará en Figueruela­s. Renault no propone diésel en el Twingo y dejará de hacerlo en el Clio. Y Fiat-Chrysler ha adelantado que en el 2022 dejará de emplear motores de gasóleo.

Pero no todos quieren abandonar ya el gasóleo. Desde Bosch (el proveedor de las centralita­s que enmascabar­an las emisiones en el dieselgate) apuntan que con las nuevas tecnología­s se ha logrado rebajar a solo 13 miligramos el NOx por kilómetro. MercedesBe­nz no quiere prescindir del diésel y recienteme­nte anunció una inversión de 3.000 millones en nuevos motores de bajas emisiones. Volkswagen (quien más palos ha recibido, pues con él empezó el escándalo) quiere dar un giro electrific­ado y ha empezado a racionaliz­ar el uso del diésel en algunas marcas. H

 ?? EFE / JULIAN STRATENSCH­ULTE ?? Un Volkswagen ‘Amarok’, un modelo pesado que utiliza un propulsor diésel, expuesto en una feria de Hannóver.
EFE / JULIAN STRATENSCH­ULTE Un Volkswagen ‘Amarok’, un modelo pesado que utiliza un propulsor diésel, expuesto en una feria de Hannóver.

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