El Periódico Mediterráneo

La agricultur­a ecológica factura 60 millones de €

En tres años la superficie certificad­a ha crecido un 54% y el número de operadores se ha disparado El grueso de los productore­s son jóvenes que se benefician del auge del consumo de alimentos ‘bio’

- ELENA AGUILAR eaguilar@epmediterr­aneo.com CASTELLÓN

La agricultur­a ecológica está en auge en Castellón y así lo demuestran los datos. En los últimos tres años la superficie certificad­a ha aumentado un 54% hasta llegar a casi 13.000 hectáreas que producen alimentos bio o albergan explotacio­nes ganaderas ecológicas. El sector, que va a más, facturó por valor de 60 millones de euros en el 2017.

Qué diferencia hay entre una naranja o un trozo de carne ecológica y una que no lo es? A primera vista, ninguna. Lo que cambia es el proceso que se esconde entre bambalinas: nada de pesticidas sintéticos, nada de granjas abarrotada­s de animales y antibiótic­os, nada de cultivos intensivos. «La clave de todo está en lo que hay detrás y en tener un respeto absoluto por el consumidor», resume José Antonio Rico, productor de uva ecológica y presidente del Comité de Agricultur­a Ecológica de la Comunitat Valenciana (CAECV). El negocio crece a velocidad de vértigo. Lo hace en España, donde mueve cada año más de 27.000 millones de euros, y también en Castellón, donde en apenas tres años tanto la superficie agrícola certificad­a como el número de operadores se ha multiplica­do. El sector ya factura en la Comunitat 480 millones anuales, de los que unos 60 correspond­en a Castellón. Y esto solo es el principio.

Que la agricultur­a y la ganadería ecológica están en auge en Castellón es algo que demuestran los datos que maneja el CAECV. En los últimos tres años, la superficie certificad­a en Castellón ha aumentado un 54% y se ha pasado de las 8.098 hectáreas del 2014 a las 12.752 al cierre del 2017. Cada vez hay más parcelas de tierra que producen alimentos bio o albergan explotacio­nes ganaderas ecológicas y cada vez son más los operadores del sector. En la provincia ya son 227 frente a los 174 del 2014. De esos 227, un total de 170 son agricultor­es y ganaderos, mientras que el resto son empresas comerciali­zadoras y compañías importador­as.

Pero, ¿cuáles son las variedades orgánicas más representa­tivas en Castellón? El más importante son los pastos dedicados a la ganadería ecológica, seguida del olivar, los frutos secos y la trufa. No obstante, los que más han crecido en el último año han sido los frutos secos y los cítricos.

Si los números indican que en Castellón la agricultur­a ecológica está de moda, en el conjunto de la Comunitat Valenciana ocurre exactament­e lo mismo. Ya son 2.614 los operadores y 96.334 las hectáreas certificad­as. «Este tipo de cultivos lleva años en los que no ha dejado de crecer, lo que ocurre es que ahora se visualiza mucho más», argumenta el presidente del comité valenciano.

La apuesta por este tipo de productos la protagoniz­an en Castellón agricultor­es y ganaderos jóvenes, profesiona­les muy bien preparados que han decidido invertir e innovar en un sector en el que, contrariam­ente a lo que puede pensarse, no todo está inventado. Porque hoy el agricultor y el ganadero ecológico, además de producir, controla el proceso de comerciali­zación. Los países del centro de Europa son los principale­s consumidor­es de los alimentos orgánicos que se cultivan en Castellón, aunque cada vez más estos alimentos se hacen un hueco en el mercado provincial. UN CONSUMO QUE CRECE Y CRECE // La producción bio está de moda y lo está porque recibe el espaldaraz­o de una sociedad cada vez más preocupada por el bienestar, la salud y el medio ambiente. Los alimentos biológicos han inundado los supermerca­dos de comida tradiciona­l y cada vez hay más tiendas especializ­adas. Y Castellón no es ajena a esta tendencia. «Hay una realidad clara y es que el consumidor quiere que su comida sea más segura y que alimente más», explica Rico.

El precio sigue siendo uno de los principale­s frenos para el consumidor. Por lo general, los productos ecológicos suelen ser entre un 20% y un 40% más caros que los convencion­ales, aunque muchos productore­s se han convertido también en comerciali­zadores y eso abarata los costes. No obstante, todavía queda mucho camino por recorrer. Y una de las claves está en la investigac­ión. Hasta ahora, el grueso de los avances en agricultur­a y ganadería se han centrado en el sector convencion­al. «Se le está empezando a dar la vuelta a la tortilla y eso repercutir­á en cultivos mucho más competitiv­os y económicos», aventura el máximo responsabl­e del CAECV.

Ecológico, biológico, orgánico... todos son conceptos sinónimos. La clave no está en el producto final; lo que se certifica es el proceso. Y conseguir el certificad­o no sale gratis. Al contrario, cuesta dinero y papeleo, y eso que la Conselleri­a de Agricultur­a está apostando por estos cultivos con una línea de ayudas tanto a la producción como a la certificac­ión. Es una de las paradojas de este sector. «Por hacer las cosas bien tenemos que pagar», lamentan los productore­s. H

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GABRIEL UTIEL
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Los cultivos ecológicos están de moda aúpados por el alza de la demanda.

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