El Consell contacta con otros propietarios del Penyagolosa y sondea adquirir más parcelas
B El reto a medio plazo es dinamizar el entorno y mejorar su gestión forestal b El futuro centro de interpretación estará ubicado mucho más cerca de la cima
El principio de acuerdo para adquirir la parcela del pico del Penyagolosa que anunció el president Puig en su intervención en el debate de política general podría no ser la única compra que realice la Administración autonómica en este simbólico paraje natural castellonense. Y es que, tal y como confirmó a Mediterráneo el delegado territorial de la Generalitat en Castellón, Adolf Sanmartín, el ejecutivo mantiene «contactos» con otros propietarios forestales con el fin de sondear su interés en una posible venta.
No es solo que el Consell tenga voluntad, sino que la negociación con la familia que posee el Mas de Sanauja ha llevado a otros propietarios a ofrecer sus parcelas a la Administración, debido funda- mentalmente a las dificultades para sacar rendimientos a unos terrenos otrora más productivos en materia forestal o ganadera.
Sanmartín explicó que las conversaciones son «aún muy incipientes», pero dejan entrever que la voluntad del Consell es «dotar de un mayor dinamismo a un entorno de alto valor ecológico, patrimonial y sentimental». De ahí que se quiera construir un futuro centro de interpretación más cercano a la cima que sustituya al actual, ubicado en la parte trasera del santuario de Sant Joan, con poca visibilidad y escaso atractivo para los visitantes.
No obstante, fuentes de Presidencia indicaron que el proyecto «aún no está redactado» y no se hará hasta que se llegue a un pacto total para la adquisición de la masía. En estos momentos, y pese a haber un principio de acuerdo, aún se trabaja en la peritación de los terrenos para fijar el precio definitivo a abonar.
Pero más allá del factor simbólico de convertir la parte alta del Penyagolosa en terreno público, la intención de incorporar fincas en la falda de la montaña más alta de la provincia (1.813 metros) también permitiría mejorar la gestión forestal en uno de los parques naturales más visitados por senderistas, corredores o seteros. La impotencia de la Conselleria de Medio Ambiente para dar respuesta a la caída de árboles se evidenció tras la nevada del invierno del 2017, cuando la madera seca se amontonó durante meses en las fincas privadas del paraje, aumentando con ello el riesgo de incendios. H