Educación inclusiva, SÍ. Y especial
El turno
En estos meses hemos visto el sufrimiento reflejado en pérdidas humanas, datos del paro imparables y también en una nueva realidad social: la brecha educativa.
Preocupa el aumento, según Save The Children, de la pobreza infantil, acompañada del abandono escolar. Ante esta situación, los políticos debemos estar a la altura, y remar juntos para la reconstrucción económica, social y sanitaria. Debemos pues construir puentes de colaboración hacia la ciudadanía, con un tono dialogante y no aprovechar para aprobar leyes ideológicas que atacan a una parte de la sociedad.
Es muy triste que la ministra Celaá utilice la pandemia para lanzar unilateralmente una nueva ley educativa con más sombras que luces. Una ley que pone en jaque a la educación concertada, a la educación especial y además pone la alfombra roja a los nacionalistas. Una ley con muchas ambigüedades sobre la libertad que tendrán las personas con diversidad funcional y sus familias a la hora de poder elegir el centro educativo.
Esta ley deja entrever, ni más ni menos que el cierre de los centros de educación especial. Pero yo me pregunto, si en la memoria económica no han sido capaces de dotar de mayor presupuesto, ¿cómo van a garantizar una educación inclusiva? Pues lo que pasará es lo que pasa en la Comunitat Valenciana, que faltarán profesionales de apoyo en el aula.
Para el Botànic, esto no parece un problema. Lo dejaron claro votando en contra de la propuesta de Cs para pedir una rectificación al Gobierno. Una pena que, en los tiempos que corren, unos cuantos sigan intentando imponer sectarismo al bien común.
*Diputada autonómica por Castellón y portavoz provincial
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