Las redes sociales se movilizan contra el incesto en Francia
Camille Koucher rompe tabús al narrar los abusos del intelectual Duhamel En 48 horas, Twitter acumula más de 8.000 mensajes con agresiones en la niñez
«Tenía cinco años. Una noche, el hermano de mi madre desvirtuó mi inocencia y oscureció el curso del resto de mi vida. En un segundo, tenía 100 años». «Tenía 4, 5, 6 años... ya ni siquiera lo sé. Era mi tío». «Tenía 8 años, y un año después sembró el silencio con su muerte, porque no se ‘ensucia la memoria de los muertos’...». Miles de mensajes como estos, todos ellos acompañados del hastag #MeTooInceste, aparecieron el pasado fin de semana en las redes sociales en Francia. A la estela del movimiento #MeToo contra las agresiones y acoso sexuales en el entorno laboral, a través de la palabra clave #MeTooInceste más de 80.000 relatos rompieron el silencio que planea en torno a las violaciones y agresiones sexuales cometidas contra menores en su círculo familiar.
Detrás de este movimiento aparece el colectivo feminista #NousToutes (#NosotrasTodas) que, con el objetivo de generar un impulso en las redes sociales, coordinó la publicación simultánea de 180 testimonios de víctimas de incesto. La iniciativa vio la luz el sábado a mediodía, horas más tarde miles de usuarios compartían sus trágicas y ominosas historias a través de Twitter. A los relatos se sumaron cientos de mensajes de apoyo: «No estáis solos. Os creemos. Los muros del silencio se están derrumbando. Los verdugos tiemblan», escribió un usuario ante la oleada de denuncias virtuales.
EN LA CÚSPIDE INTELECTUAL Nada $ de esto habría ocurrido sin la aparición del libro La familia grande. Con su publicación, el pasado 7 de enero, la élite intelectual francesa sufrió un verdadero seísmo. Su autora, la jurista Camille Kouchner, denuncia en sus páginas las agresiones sexuales sufridas por su hermano gemelo durante su adolescencia a manos de su padrastro, Olivier Duhamel, politólogo y figura notable del mundo intelectual parisino. En su relato, Camille Kouchner, hija del fundador de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras y exministro de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner, no solo acusa al erudito francés, también señala la complacencia de la intelectualidad política que decidió mirar hacia otro lado. «[…] El microcosmos de la gente en el poder […] estaba al tanto. Muchos lo sabían y la mayoría de ellos actuaron como si nada hubiera pasado», escribe Kouchner.
Roto el silencio, Duhamel dimitió de su cargo como presidente de la Fundación Nacional de Ciencias Políticas (FNSP) y del think-tank Le Siécle, un club privado que reúne a buena parte de la élite parisina. «Siendo objeto de ataques personales, y queriendo preservar las instituciones en las que trabajo, pongo fin a mis funciones», explicó en su cuenta de Twitter quien fuera diputado europeo socialista entre 1997 y 2004.
Tras las revelaciones, la Fiscalía de París anunció la apertura de una investigación por «violación y agresiones sexuales cometidas por una persona con autoridad sobre un menor de 15 años» contra Olivier Duhamel, revelando además que un «procedimiento anterior» sobre los mismos hechos fue desestimado en 2011. La justicia deberá establecer si los presuntos delitos atribuidos al académico han prescrito o no.
A través de Twitter y gracias al hastag #MeTooInceste, la cuestión traspasó la esfera mediática despertando un nuevo movimiento social.
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