La violencia callejera en Barcelona enciende todas las alarmas
La quema de locales y de una furgoneta policial con un agente dentro enciende todas las alarmas Tanto los empresarios de Barcelona como los partidos políticos reclaman actuaciones urgentes
Los graves altercados de la noche del sábado en Barcelona tras una manifestación de apoyo al rapero Pablo Hasél, en los que se prendió fuego a oficinas bancarias y a un vehículo de la Guardia Urbana con un agente en su interior, suponen un «salto cualitativo» en la violencia de estas protestas que se debe cortar «antes de que se vaya de las manos», coincidieron ayer políticos y empresarios tanto a nivel autonómico como nacional.
El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya mostraba el mismo sábado su rechazo a los «inaceptables los actos de vandalismo y violencia que está sufriendo esta noche Barcelona», a través de su cuenta de Twitter.
No tardó en llegar la réplica del líder de la oposición, Pablo Casado, quien aprovechó para responsabilizar tanto al Gobierno central como al autonómico. Al primero, por la «irresponsabilidad» de quienes desde el Ejecutivo «amparan y jalean» los disturbios callejeros, por las últimas polémicas con Unidas Podemos, lo que a su juicio «debe tener consecuencias». A la Generalitat y al Ayuntamiento de Barcelona les achacó una «intolerable pasividad».
En la misma línea, el PP pedía ayer que el ministro del Interior, Fernando GrandeMarlaska, convocase de inmediato una Junta de Seguridad en la comunidad, la presidenta madrileña, Isabel Díaz-Ayuso, pedía contundencia a Sánchez y también el líder de Vox, Santiago Abascal, responsabilizaba al Ejecutivo de alentar a los «terroristas» callejeros. Ciudadanos se planteaba incluso si habría responsabilidad penal en la supuesta dejadez del Gobierno catalán.
Por parte de este, el conseller de Interior, Miquel Sàmper, mostraba ayer su preocupación tras constatar que en los últimos días se está viendo «una violencia desbocada e inaudita» entre los alborotadores que actúan en Cataluña, y advirtió de que «ahora estaríamos hablando de un muerto» si llega a explotar la furgoneta de la Guardia Urbana a la que se prendió fuego en la Rambla de Barcelona.
En ella había un agente, que resultó ileso al poder salir por la puerta del copiloto. Pero otros seis agentes, de los Mossos, sí ressultaron heridos, junto a otras cinco personas. Y el balance final fue de 14 detenidos. A pesar de la violencia de las acciones, la Policía autonómica no usó pelotas de foam ni cargó contra los alborotadores.
La gravedad de los hechos también fue puesta de relieve por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien visitó la comisaría de la Guardia Urbana de la furgoneta incendiada. Un ataque que consideró «inaceptable, inadmisible e inmoral». No fue tan contundente la candidata de la CUP-Guanyem, Dolors Sabater, quien afirmó que la quema supone «un riesgo para la vida que marca un límite», pero que «no sirve de nada» condenar los altercados como «si fuese la solución» y además es «hipócrita».
Sí lo hizo el candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, que consideró que «quien no condene explícitamente la violencia y no dé apoyo sin fisuras a los Mossos y a las fuerzas de seguridad está inhabilitado para gobernar» en Cataluña.
La preocupación por los graves incidentes es extrema entre los comerciantes y empresarios barceloneses, especialmente los que tienen sus negocios en el centro de la ciudad, perjudicados reiteradamente por destrozos y saqueos durante las protestas. En declaraciones a Efe, Luis Sans, presidente de la Asociación de Comerciantes del Paseo de Gracia, entidad que agrupa a unos 180 establecimientos, aseguró que «el asalto a un cuartel» marca un antes y un después, pues es una acción que no se ha visto en ninguno de los disturbios registrados en ciudades europeas y que supone «un riesgo de que el país se nos vaya de las manos».
«Hay un salto cualitativo», remarcó. «Nunca se había dado el asalto a una comisaría de la policía, ni en los disturbios de París ni en los de Eindhoven de hace un mes. En ningún sitio de Europa se ha atacado una comisaría. Aquí ya llevamos la comisaría de Vic de los Mossos y, la de Barcelona» de la Guardia Urbana, lamentó.