La mitad por entrar y que siempre hubiera más que chicos fue el secreto de su éxito
Acceso
La mítica entrada de un local de 2.500 metros cuadrados.
éxito, «siempre había más chicas que chicos». Y asegura que su principal preocupación fue que «se sintieran seguras y tranquilas, como si estuvieran en casa». Aunque otra de sus apuestas avaló el esfuerzo: además de las tres salas con las que disponía el local, con tipos de música y ambientes diferentes, los clientes tenían a su disposición una tasca --donde poder comer-- y el cine, de manera que pudiera cumplirse el propósito de su fundador, que «el que venga, ligue o no ligue, no se aburra».
En su escenario actuó, hasta en dos ocasiones, Camilo Sexto, «el mayor éxito de la discoteca», entre
Pistas
La primera de las tres pistas con las que contaba la discoteca.
otras muchas actuaciones musicales en vivo, hubo desfile de modas y otros espectáculos, por lo que no tenía competencia. Y cuando la tuvo --con la inauguración de la Lordship en Sant Josep-- Ernesto Moliner apostó fuerte, reformó por completo el local unos siete años después de su apertura --con inauguración por todo lo alto-- «y volvimos a ser el número uno».
Al frente de la cabina todavía hay quien recuerda las sesiones con los hermanos Ramón y José Capel, o Kamikaze, que «fue el que más duró». Y hubo quien inició su andadura en el mundo de la música y el ocio nocturno en la Donald
para llegar muy lejos. Víctor Nebot, «uno de los mejores DJ de España, en activo aún en Ibiza, empezó en la Vall, en mi discoteca, cuando tenía unos 18 años».
Los tres lustros en activo de este local (cerró a la puerta de los años 90) fueron muy intensos. Quizás demasiado para un propietario que abarcaba otras líneas de negocio. El cierre ocurrió cuando empezaron a ponerse de moda los pubs. La gente se dispersaba y «la Donald era muy grande». Ahora piensa que lo mejor quizás habría sido parar unos años y volver a activarse. No lo hizo, pero dejó huella.