Florentino Pérez certifica su sexto mandato en el Madrid
Renueva su cargo como presidente por cuarta vez consecutiva sin acudir a las urnas
En lo único en lo que se han parecido las elecciones presidenciales en el Real Madrid y en el Barcelona, es en que se han adelantado, incluso hasta por motivos diferentes, de su celebración prevista más allá de esta temporada. En tanto han diferido que los socios blancos ni siquiera van a ir a votar; y lo que fue una campaña electoral insistente en Barcelona, en Madrid se ha saldado con una semana de plazo, alguna entrevista y ningún aspirante alternativo que cuestione al presidente. Así las cosas, con el plazo para presentar candidaturas terminado, el único concurrente retiene el cargo ante la carencia de un rival con el que enfrentarse.
Tras casi 20 años al frente de la presidencia del Real Madrid, en los que consiguió un renacer económico del club y está a punto de estrenar el nuevo Santiago Bernabéu, además de cinco títulos de Liga y cuatro Copas de Europa, Florentino Pérez va estrenar esta semana oficialmente un nuevo periodo de cuatro años de mando, el sexto mandato de su historia en dos etapas, los cuatro últimos tras ser elegido sin que los socios acudan a las urnas, sin rival en las elecciones. La última vez que los socios del club acudieron a las urnas, fue en julio de 2006.
Entre las grandes obligaciones del que quiera ser aspirante a presidir el club blanco, tiene que presentar un aval bancario, con respaldo de su patrimonio personal o de la junta, de un 15% del gasto del club, que está por encima de 820 millones de euros (para estas elecciones era de más de 123 millones de euros). Todo antes de poder ser candidato, no tras ser elegido, como es el caso del Barcelona.
Además, hay que tener una antigüedad de más de 20 años como socio del club (15 años para el vicepresidente y 10 para los demás miembros de la candidatura), entre otros requerimientos. Así las cosas, el viernes, a tres días del límite, el presidente saliente Florentino presentó oficialmente su candidatura, la única que ha llegado a las oficinas blancas.