Desescalada taurina prudente
Las peñas taurinas van de cara. Lo ha hecho siempre. Son gente del pueblo que trabaja y se moviliza por sus pueblos. Personas empeñadas en mantener una de las tradiciones más arraigadas en todas las comarcas, la tauromaquia. Bien sea con las exhibiciones de bous al carrer, que perduran en la mayoría de nuestros 135 municipios, o bien para apoyar las corridas de toros, con Castelló y su Feria de la Magdalena al frente.
Por eso esta semana, cuando su presidente Vicente Nogueroles se reunió con los delegados de la Generalitat en la materia, José María Ángel y Adolf Sanmartín, lo dejó muy claro al plantear una desescalada taurina en tres fases. La primera, desde finales de mayo, para realizar festejos taurinos en plazas portátiles o fijas, con un protocolo sanitario muy exhaustivo y los aforos al 50%. La segunda para idéntico escenario, pero un mes más tarde con el aforo permitido al 70%, por cuanto se supone que la vacunación habrá adelantado bastante durante esas cuatro semanas de intervalo. Y, por último, cuando exista la llamada inmunidad de rebaño, se podrían retomar las exhibiciones tradicionales con el bou al carrer por los recintos que fija cada ayuntamiento. Esto podría ser en septiembre u octubre, aunque a expensas del ritmo de las vacunas.
Los alcaldes, que saben bien lo que quieren sus vecinos, ya han salido a la palestra para apoyar a las peñas, mientras que el PSPV primero y el PP a las 24 horas registraron sendas iniciativas en Les Corts para pedir que la desescalada taurina tenga fechas cuanto antes. No podía ser de otra manera. La tauromaquia no es de derechas ni de izquierdas.