La conjura del vestuario por Roig
El Villarreal traspasa una nueva frontera. Esa final que buscaba, después de haber ido consiguiendo un hito tras otro. Era un momento que no se podía dejar escapar, como lo entendió el vestuario del Submarino. Como trasladó Unai Emery, todo un especialista en esta competición, a sus jugadores, en el vestuario del Emirates Stadium, antes de la resolución de la eliminatoria.
Hacía tiempo que existía un sentimiento, entre los jugadores amarillos, de regalarle a Fernando Roig la alegría de poder ver a su Villarreal a las puertas de un título importante como la Europa League. La concentración en el vestuario era máxima, algo que se palpaba en las caras y en los ojos de todos los que estaban dentro de la burbuja del hotel de la expedición amarilla. Emery ya había tocado la fibra de sus hombres en la charla de más de una hora que les dio en la Ciudad Deportiva de Miralcamp el miércoles, en la última sesión de trabajo del equipo amarillo antes de desplazarse a Londres. El entrenador de Hondarribia domina como pocos --posiblemente sea una de sus grandes virtudes-- la habilidad de la motivación a los suyos. Y como si fuera un ritual, viene siguiendo el mismo método que ha venido poniendo en marcha en sus cuatro caminos hacia la final de sus etapas en Arsenal y Sevilla, con el que ha levantado, en tres ocasiones, el trofeo que aspira a volver a tener en sus manos el día 26, en el Gdansk Arena.