El Castellón toca fondo
Los ‘orelluts’, a tres puntos de la permanencia
El Castellón sigue en caída libre. Necesitaba ganar y acabó sucumbiendo con una dura derrota. Todavía le queda un halo de vida al equipo albinegro, pero la disyuntiva es si Garrido tiene la capacidad para lograrlo y, lo más importante, si tiene la confianza de un vestuario que demuestra, con la imagen que ofrece en el campo, un desconcierto absoluto. La pregunta es: ¿Sabe Garrido a qué juega el Castellón?
Parece que desde hace semanas, no. Nadie, ni el propio Zaragoza, habría esperado antes del partido un resultado tan amplio, tan cómodo y con tan poca resistencia por parte de un rival que se jugaba la vida en el choque. Ahora, la permanencia queda pendiente de casi un milagro, pero el técnico valenciano no parece el hombre adecuado para obrarlo, aunque opciones siguen existiendo sumando seis puntos.
El equipo de la capital de la Plana necesitaba ganar en La Romareda para continuar dependiendo de sí mismo. No se puede discutir a los albinegros su actitud, otra cuestión diferente es el orden, la creencia firme en su idea, la puesta en marcha de un plan y tener la fortaleza mental y la convicción de que puedes superar a tu adversario. Todo eso es trabajo del líder, del capitán del barco, es decir, del entrenador. Y Garrido hace semanas que ha perdido el rumbo, el control del vestuario, la credibilidad de sus jugadores y puede que hasta su respeto.
El entrenador orellut sigue dando tumbos, exhibiendo cambios volcánicos en sus planteamientos y tomando decisiones, cuanto menos extrañas. El resultado es que el Castellón es un equipo descabezado, que pone voluntad, pero que no sabe a qué juega. Y lo volvió a demostrar ante un rival que tenía prácticamente la salvación asegurada y que solo tuvo que aprovechar el nerviosismo de su rival para ganar con relativa facilidad, seguramente mucho más de lo que podría esperar.
Para ganar hay que crear ocasiones, inquietar el área rival, tener una idea y defenderla a muerte. Garrido ha demostrado tener caprichos demasiado caros para un equipo como el Castellón. No se puede entender de otra manera la suplencia de un jugador como Marc Mateu, importante por su capacidad de desborde, por su experiencia en Segunda A y por su talento, además de por su importancia en las acciones a balón parado. El mejor jugador albinegro