Los científicos unen fuerzas para impedir el efecto mariposa
Expertos urgen abordar de manera conjunta la crisis climática y ecológica Los fondos de la UE pueden condicionar las políticas al uso sostenible de recursos
Eran vasos comunicantes prácticamente taponados por un sinsentido más político que científico. Hasta que quizás por la pandemia o puede que por los preocupantes síntomas que exhibe el planeta, la lógica se ha impuesto y ahora empiezan a ir de la mano. La pérdida de biodiversidad y la lucha contra el cambio climático se han unido gracias al esfuerzo y el trabajo de algunos de los mejores expertos internacionales.
El pasado jueves presentaron un informe bajo el amparo de las dos organizaciones puntales de cada una de estas cruzadas: la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC). Por extraño que parezca, jamás habían colaborado en un proyecto común a pesar de que sus áreas de conocimiento se basan en un mismo precepto: la supervivencia del planeta y de todos los seres vivos que la habitan, evitando un efecto mariposa de causas evitables y consecuencias catastróficas.
«VISIÓN MÁS GLOBAL» Algo que puede parecer obvio, como cuidar más mejor el planeta y sus espacios naturales para poder perpetuar la especie, en este caso se lleva a un nivel de detalle que nos apela tanto a políticos como a ciudadanos. Empezando por los gobernantes, en cuyas manos están las decisiones que pueden cambiar el curso de las cosas. Victoria Reyes-García es profesora ICREA en el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y es una de las científicas que ha colaborado en este trabajo.
En conversación con este diario, sostiene que uno de los principales valores del informe es «una visión más global» del problema, surgida de la conexión y la investigación conjunta de disciplinas y expertos que realizaban sus estudios de manera estanca. Pone como ejemplo la configuración del Gobierno. «Si te fijas en el reparto de ministerios, tenemos uno para Agricultura y Pesca, otro para la Transición Ecológica y otro para Industria. Y no tengo muy claro si se relacionan entre sí a pesar de que todos tienen algo que ver con el problema que hemos puesto sobre la mesa». La política, pues, no está organizada de manera que la crisis climática y la supervivencia de la biodiversidad se aborden de manera conjunta. Pasa un poco lo mismo, prosigue, con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
VISIÓN DE CONJUNTO «Algunos de ellos pueden ser contradictorios entre sí. Por ejemplo, acabar con el hambre y proteger el 50% de la tierra. Si te pones a cultivar para alimentar a la población, esa conservación no puedes llevarla a cabo. O el tema del riego para la agricultura y mantener el ecosistema fluvial intacto. Todos los objetivos, de manera individual, puedes ser interesantes y loables, pero falta la visión de conjunto. No sé hasta qué punto se han trabajado de manera unificada para darse cuenta de que la biodiversidad afecta al clima y también a los humanos». En definitiva, de que todo está relacionado, y que una mala decisión tomada aquí, puede afectar a un rincón situado a miles de kilómetros, y viceversa.
Esa visión global es la suma de la mirada a corto plazo de los ecologistas y la previsión a 20 años de los climatólogos. Es decir, solo maridando presente y futuro se pueden garantizar ambas cosas.