Los expertos temen más la segunda mitad del verano
El riesgo de incendios existe todo el año pero en verano aumenta por las condiciones ambientales de menor humedad y temperatura más elevadas. Lo explica Ferran Gandia, miembro deAcció Ecologista Agró, quien señala que, «tras una primavera con precipitaciones abundantes, las gramíneas habrán crecido mucho y ello favorecerá los incendios. Pero si hubiera sido una estación de baja pluviosidad, esta vegetación estaría muy seca y también tendríamos un elevado riesgo». Por ello, apela a no bajar la guardia.
Ya en el pasado 2020, aunque el verano fue más seco de lo habitual, la clave estuvo en las precipitaciones de la primera mitad del año. Quizá por ello y las especiales circunstancias del covid, la provincia solo registró 43 incendios forestales el año pasado.
Sin embargo, el riesgo de incendios no desaparece. «Estas condiciones cálidas y húmedas son las más propicias para el crecimiento de la vegetación y el aumento de la masa combustible en la zona forestal. Habrá que tenerlo en cuenta cara a los próximos
«Es posible que haga mucho calor y con el poniente se reduzca la humedad de la vegetación»
años, que pueden no tener una meteorología tan benigna», advierte la propia Conselleria.
A juicio del jefe de la sección forestal del Consorcio, Fernando Kindelan, las lluvias primaverales hacen disminuir la probabilidad de que haya incendios violentos en la primera mitad del verano debido a la humedad que ejerce de escudo protector de la vegetación. Sin embargo, el riesgo en los últimos años se va trasladando al final del verano. «Nos tememos más la segunda mitad porque cabe la posibilidad de que hará mucho calor y con los vientos de poniente, esa humedad que tenemos de reserva en este tramo del verano se ve bastante disminuida», advierte Kindelan.