La agenda convierte a València en el epicentro de la batalla política
Casado celebrará en la capital del Túria la convención para relanzar su proyecto con la vista en Moncloa El acto, que también busca impulsar a Mazón, será dos semanas antes del congreso federal de Sánchez
La intensa agenda política en la Comunitat Valenciana el próximo otoño convierte este territorio en epicentro de la batalla política entre los bloques ideológicos de la derecha y la izquierda con un objetivo bien definido: conquistar la Moncloa o permanecer en ella. Sin elecciones a la vista, pero con el constante runrún de que ni el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig ni el del Gobierno de España, Pedro Sánchez, agotarán sus respectivas legislaturas, populares y socialistas tienen a mano la calculadora electoral y ambos partido son conscientes de que València es una plaza estratégica.
No es por casualidad que después del verano el nuevo curso político en la Comunitat Valenciana será de alto voltaje. Al congreso federal del PSOE, que ya estaba anunciado para mediados de octubre en la capital del Túria, se acaba de sumar una cita política clave para el Partido Popular: la convención nacional. València, tal como avanzó ayer su presidente Pablo Casado, acogerá este cónclave pensado para el rearme ideológico del partido. Se trata de una cita importante para el líder nacional, que suma ya tres años al frente de la organización desde que ganó las primarias. Un periodo de tiempo en el que Pablo Casado ha tratado de diseñar una formación a su medida y, allá donde ha podido, situar personas de su confianza.
ESPALDARAZO Es el caso del PP de la Comunitat Valenciana que el tres de julio, tendrá oficialmente nuevo presidente, el alicantino Carlos Mazón. La elección de València tiene varias lecturas. Algunas en clave valenciana como es el espaldarazo al futuro presidente popular Carlos Mazón, con quien, ahora sí, el PPCV puede volver a ser el ojito derecho de Génova. Supone el regreso al cap i casal después del congreso nacional de Mariano Rajoy de 2008 en tiempos de Francisco Camps. Desde entonces, cuando la conexión entre el PP valenciano y la dirección nacional fue absoluta, las relaciones con Madrid han atravesado dificultades. Génova impuso un cordón sanitario para evitar que le salpicara los casos de corrupción y aunque la relación se normalizó con Alberto Fabra e Isabel Bonig, vivió altibajos y ha sido más bien fría. Con Mazón, una persona de la confianza de Casado, se espera lograr esa armonía que exhibían Camps y Rajoy. Ayer al candidato único a presidir el PPCV reivindicó el éxito de que la convención se clausure en València al subrayar que llevaba tiempo peleándolo con Génova.
La elección de València evidencia la apuesta de Génova por recuperar la Generalitat tras dos legislaturas de Botànic. La Comunitat Valenciana siempre ha sido una plaza clave para el PP ya que durante décadas fue su principal granero de votos. De hecho, un buen resultado electoral en este territorio puede ser el pasaporte a la Moncloa. Los populares aseguran que sus últimas encuestas (antes del conocido como efecto Ayuso) apuntan a recuperar la Generalitat gracias, entre otros factores, a la desintegración de Ciudadanos redúcela fragmentación del voto en el bloque de la derecha.
El cónclave popular, previsto para el primer fin de semana de octubre, es la oportunidad de Casado de relanzar su proyecto sin ningún riesgo, ya que al no ser un congreso su liderazgo orgánico no está en juego. De hecho, el formato escogido es un encuentro itinerante bajo el lema Creemos en España. Creemos un futuro en libertad que recorrerá seis ciudades durante siete días, con 25 mesas temáticas.
OTOÑO SOCIALISTA El otoño será también una cita capital para los socialistas, cuyo 40 Congreso Federal del PSOE se celebrará en la ciudad los días 15, 16 y 17 de octubre. A diferencia de Casado, que afronta su cita en la capital sin el quebradero de cabeza de las cuestiones orgánicas, Sánchez sí se someterá a examen.
El fracaso de Susana Díaz, referente de las voces críticas, en Andalucía allana su camino para un congreso sin excesivo riesgo. La designación de València tampoco fue casual. Es también un claro respaldo de Ferraz al mandato de Ximo Puig, que ha marcado el camino de un gobierno de coalición estable con Compromís y Unides Podem.
La continuidad del Botànic es también fundamental para el presidente Sánchez cuyas relaciones con Puig se han reconducido. El jefe del Consell, que en su momento fue uno de los barones que participó en la defenestración de Sánchez, ha devenido en un aliado estratégico para la dirección socialista, sobre todo, en un terreno tan pantanoso como es el conflicto catalán.