Comportamientos incívicos en el transporte público
Los botellones, las celebraciones con motivo de fiestas patronales y la relajación de algunos en las reuniones aumentan las interacciones sociales y agravan la expansión de la pandemia del covid-19 en un momento en que la velocidad de contagio alcanza los niveles del inicio de la crisis sanitaria, con riesgo de infección en vacunados debido a la alta transmisión del virus.
En el transporte público se repiten en la actualidad episodios muy desagradables, de censurable tensión, derivados de ciertas actitudes incívicas, indisciplinadas, irrespetuosas e insolidarias de quienes se muestran renuentes a ponerse la mascarilla y responden enfrentándose a los pasajeros que les llaman educadamente la atención de forma soez, grosera y hasta con violencia verbal y conato de la física, en una palmaria demostración de incivismo, incluso faltando al respeto.
A buen seguro, a todo ello contribuyen los erráticos y equívocos mensajes lanzados por el Gobierno central, que se lava las manos y traslada la resolución a las autonomías.
A tales viajeros energúmenos les trae sin cuidado la salud de los demás, la de su familia, amigos y la suya propia. No es de extrañar que los centros de salud se encuentren colapsados, el virus campe por sus fueros y el turismo se resienta al desaconsejar las autoridades de muchos países la estancia en tierras españolas.
José María Torras