El Gobierno se dirige a Cataluña con acento económico en su debut
No hay fecha para la comisión bilateral GeneralitatEstado ni decidido si se recurrirá el fondo para el TC Sánchez defiende que la remodelación obedece a la necesidad de prepararse para la «recuperación»
«Había que recargar pilas, rejuvencer el Consejo de Ministros», dijo Sánchez en Tele 5
Sobre el papel, la línea estratégica del Gobierno hacia Cataluña no ha cambiado. Pedro Sánchez continúa apostando por la «concordia», por el «reencuentro». Pero los rostros de aquellos expuestos en primera línea ya no son los mismos. No están la vicepresidenta Carmen Calvo, ni Juan Carlos Campo como titular de Justicia, ni María Jesús Montero como portavoz, ni tan siquiera Miquel Iceta es el responsable ya de Política Territorial, aunque no estará apartado del diálogo con la Generalitat. La batuta ahora la llevan otros. Con otra impronta. La que marcó, desde el principio, la nueva portavoz, la castellanomanchega Isabel Rodríguez.
Se notó enseguida en la rueda de prensa que siguió al Consejo de Ministros de ayer, el primero tras la profunda remodelación acometida por Sánchez. Una comparecencia que siguió al «traspaso de micrófonos» entre Montero y Rodríguez, la foto de familia y la reunión del Gabinete (en su sala habitual, por cierto, no la habilitada en los tiempos duros de la pandemia, otra imagen más del cambio de ciclo). La titular de Política Territorial se reivindicó de la escuela de Alfredo Pérez Rubalcaba –«el mejor ministro portavoz»–. Y siguió a pies juntillas el consejo que le dio cuando ella arrancó su carrera política en su tierra, con apenas 27 años y como portavoz de la Junta de Castilla-La Mancha: «No des un titular. Más bien da el titular que tú quieras dar».
Rodríguez fue cauta. Sobre Cuba, remitiéndose al comunicado lanzado por Exteriores. Y sobre Cataluña, también. No la introdujo en su exposición inicial, más concisa y menos guerrillera que Montero. En las preguntas, insistió en que la dirección no ha cambiado: «El presidente ha marcado muy bien esa ruta y esa será mi tarea como ministra. Ahondar en una decisión del Gobierno, mejorar la convivencia en Catalunya. Se han abierto canales –léanse los indultos, que no citó–, herramientas, y hay que saber aprovecharlas». Entonces introdujo un matiz importante: Cataluña, aseguró, «se merece que se hable de ella en otros términos, como por ejemplo, territorio líder en la industria automovilística». El día ofrecía en bandeja ese argumento: el Consejo había aprobado el primer PERTE, que destinará 4.300 millones de euros a la industria del coche eléctrico y conectado.
Cataluña, aseguró, es una «pieza clave» del desarrollo territorial del país, pero hay que ir más allá de los asuntos que monopolizan la actualidad y atender otras cuestiones como su industria del motor o el impacto que allí, y en el resto de España, tendrán los fondos europeos, que se canalizarán a través del plan de recuperación al que ayer, precisamente, el Ecofin dio el visto bueno, de manera que se liberarán los primeros 9.000 millones en las próximas semanas.
La titular de Política Territorial no tiene fecha para la comisión bilateral Generalitat catalana-Estado que, según pactaron Sánchez y Pere Aragonès, debiera reunirse en julio. La portavoz se esforzó en destacar que, por el hecho de proceder de Ciudad Real, no variará el rumbo de la política del Ejecutivo respecto a Cataluña. Los lazos afectivos entre manchegos y catalanes «son muchos». «No hay ninguna duda de mi afecto a Cataluña y a los catalanes», remarcó.
MIRADA DISTINTA Desde la Moncloa, defendían la mirada «distinta» de Rodríguez. No solo «más fresca», sino también porque «mira Cataluña desde fuera de Cataluña y de Madrid». «Ni sobredosis de Cataluña ni visión madrileñocéntrica. La España nueva tiene que implicar una Cataluña nueva que se modernice con los fondos europeos. Quizá no convenza a los independentistas, pero sí a los catalanes que piensen en el día a día. Isabel viene con una mirada nueva y limpia, muy apegada al mundo local», indicaban fuentes del equipo del presidente.
La comparecencia estuvo muy bañada de datos económicos. Así, según detalló Pilar Alegría, la nueva titular de Educación, el Gobierno aprobó más de 1.185 millones de euros para que las comunidades autónomas inviertan en política educativa (989 millones se destinarán a digitalización de la enseñanza). Y Rodríguez dio cuenta de la liberación de 1.600 millones para la rehabilitación de viviendas. Actuaciones que podrán sentir los ciudadanos, enfatizó. Ahí estaba una de las claves del cambio de Gobierno.
Sánchez, en Telecinco, defendió esa necesidad de entrar en un tiempo nuevo. Había que «recargar pilas», «rejuvenecer» el Consejo de Ministros. Relevar un Ejecutivo, «el de la emergencia sanitaria», por un equipo distinto. «No son ceses, sino cambios necesarios», relevos que «hay que tomar con la mayor de las naturalidades». El presidente no quiso detenerse en los ministros salientes ni en sus razones para destituirlos, más allá de su insistencia en entrar en una «nueva etapa», marcada por la «recuperación y la modernización». Ni en José Luis Ábalos («un buen ministro, un gran secretario de Organización»), ni en su ya exdirector de Gabinete, Iván Redondo.