De la batalla de 2017 a un papel principal y en casa cuatro años después
Puig preside el congreso cuando en el anterior cónclave era un rival interno a batir Ábalos no aparece, aunque se le espera hoy en el recinto de Feria Valencia
Un mundo ha cambiado el socialismo en cuatro años, el valenciano y el español. En nada se parece el congreso federal de este fin de semana, el más pacífico y cohesionado internamente que se recuerda, según varios veteranos socialistas, al de indisimulada guerra abierta de junio del año 2017. Aquel cónclave celebrado en Madrid, que entronizó a Pedro Sánchez y al entonces número dos, José Luis Ábalos, abrió un complicado proceso interno que llevó al abalismo a montar batalla contra Ximo Puig, que tuvo que enfrentarse en unas primarias internas a la alternativa que le plantearon sus rivales internos por la secretaría general del PSPV. Una desestabilización clara. Era la factura que hacían pagar al jefe del Consell por apostar en aquel proceso de primarias en favor de la entonces presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ya defenestrada.
Todo es distinto hoy. Puig preside el congreso del PSOE, los socialistas valencianos son los anfitriones y el papel del jefe del Consell es hoy dominante en la política española. De aquella guerra a la paz de este fin de semana hay hechos clave. Sánchez es presidente desde el mes de junio de 2018, una pandemia durísima ha venido y parece que se va y nadie entendería que hoy el PSOE fuera otra vez un campo de batalla. De ahí que Puig haya pasado de ser observado desde Madrid como un rival a batir a ser un barón autonómico escuchado, a tener cuota en el Gobierno con la ministra Diana Morant y a ocupar, como se vio ayer, un espacio central en la mayoría de actividades del congreso, lo que no solo le da visibilidad sino que le sitúa cerca del aparato.
Mientras, Ábalos no apareció y pocos referentes de ese espacio se han dejado ver, aunque al exministro se le espera hoy en Feria Valencia. «Sánchez se ha hecho de Puig», señalaban colaboradores del presidente.
Falta por saber el peso que tendrá Puig en la nueva ejecutiva. Pedro Sánchez ha pedido perfiles municipalistas especialmente femeninos, en la línea de los cambios que introdujo en julio en el Gobierno.
Pero la presidencia del congreso es un guiño claro. Es la señal de que los caminos de Pedro Sánchez y Ximo Puig pueden ir unidos. Ninguno parece que vaya a adelantar elecciones, ni siquiera a efectuar cambios en el Consell, en el caso valencianos, y ambos se la juegan con la recuperación económica.