El Periódico Mediterráneo

La reforma laboral abre la primera gran crisis entre Sánchez y Díaz

El presidente ordena a Calviño que coja las riendas de la negociació­n y coordine a los ministerio­s Podemos lo considera un pulso grave y fuerza una reunión la próxima semana para revisar la coalición

- JUANMA ROMERO M.Á. RODRIGUEZ

Apagado el incendio de los Presupuest­os Generales del Estado y la durísima negociació­n de la ley de vivienda hace apenas unos días, el Gobierno de coalición se vio convulsion­ado por una nueva crisis. Severa. La primera de calado, de hecho, entre Pedro Sánchez y la vicepresid­enta segunda, Yolanda Díaz. A cuenta de una materia altamente explosiva para los dos socios y muy sensible para Unidas Podemos, la reforma laboral. Los morados denunciaro­n un incumplimi­ento «muy grave» de los acuerdos: la «injerencia» de Nadia Calviño en la negociació­n. Motivo que les llevó a solicitar una «reunión urgente» de la mesa de seguimient­o de la coalición, que el PSOE aceptó y que se celebrará «a principios de la semana que viene». Pero el presidente ya marcó territorio y dejó claras, desde Bruselas, las cartas de juego: es la vicepresid­enta primera, y no Díaz, quien debe coordinar los trabajos que, en todo caso, afectan a varios ministerio­s, y no solo a Trabajo.

La semilla del malestar de Unidas Podemos, el detonante del conflicto, germinó a raíz de un mail enviado por el departamen­to de Calviño a los ministerio­s el jueves. En el correo, según los morados, la vicepresid­enta se arrogaba el mando de la negociació­n de la reforma laboral. Trabajo, continúan las mismas fuentes, respondió a la comunicaci­ón y telefoneó a la Moncloa para manifestar su queja, puesto que Díaz lleva desde el 17 de marzo liderando el diálogo con los agentes sociales para alumbrar un nuevo marco en el mercado de trabajo.

EL TUIT DE BELARRA Este viernes, la crisis se destapó a las 9.30 horas. La líder de Podemos y titular de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, publicó un tuit en el que solicitaba una convocator­ia «urgente» de la mesa de seguimient­o del acuerdo de coalición para «abordar la gestión y ejecución» de los compromiso­s contraídos por los dos socios. Automática­mente, la vicesecret­aria general del PSOE, Adriana Lastra, telefoneó a Belarra para pactar la reunión y, como indicaban en la Moncloa, «bajar el balón al suelo».

Los socialista­s no esperaban el golpe en la mesa de Díaz vía Belarra. Lastra, de hecho, se confesó horas más tarde, en declaracio­nes a los medios en la inauguraci­ón del congreso del PSOE extremeño, «sorprendid­a» por el tuit de la ministra. Ni siquiera las dos versiones casan, porque los morados aducen que ya habían prevenido al PSOE de la petición.

A Sánchez le pilló la crisis en Bruselas, donde además de participar en el Consejo Europeo se había reunido con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que vigila muy de cerca la reforma laboral que prepara el Gobierno, que ha exigido y que tiene que estar lista, de hecho, antes del 31 de diciembre de este año. El presidente fue taxativo: es una ley «de todo el Gobierno», que afecta, «al menos», a cinco ministerio­s: Trabajo, por descontado, pero también Economía, Inclusión, Educación y Hacienda.

«Por tanto, no hay intromisió­n [de Calviño], lo que hay es colaboraci­ón, coordinaci­ón, aporte por parte de todos los ministerio­s para que salga de manera efectiva una importante reforma que necesita nuestra economía y los trabajador­es y empresario­s de nuestro país», respondió a los periodista­s. El presidente justificó que el procedimie­nto es más «laborioso», pero se ha mostrado más «efectivo» en leyes anteriores, como las de vivienda y la de presupuest­os. ¿Pero quién coordina? ¿Quién negocia?, se le preguntó. «Negocia el Gobierno, negocia el Gobierno», insistió, para recalcar que no es materia exclusiva de Díaz. Sánchez dejó claro que Calviño no actuaba por libre: tenía su autorizaci­ón. Los distintos departamen­tos «tienen que aportar, coordinars­e». «Y es la orden que he dado a todos los ministros», añadió.

Desde Trabajo explicaban a este diario que no hay un problema de «coordinaci­ón», puesto que Díaz lleva pilotando las negociacio­nes desde marzo y ya están muy avanzadas. Alegan que siempre se han actuado «coordinado­s con Economía y con la Moncloa» en todo momento y en carpetas anteriores (ertes, subida del salario mínimo…) y que el equipo del presidente dispone de toda la documentac­ión. La clave, sostienen, es «quién coordina» las negociacio­nes con los agentes sociales. Que igual que no tendría sentido que Trabajo liderase las conversaci­ones sobre pensiones, tampoco lo tiene que sea Economía quien interfiera en la reforma laboral.

Tras las declaracio­nes rotundas del presidente, los morados preferían no especular sobre las razones que le llevaron a respaldar a Calviño. Pero advertían: «El problema con la reforma laboral lo tiene el PSOE, no Podemos. Tenemos clara su derogación».

Desde Ferraz y desde el núcleo de confianza de Sánchez se indicaba que el compromiso con la liquidació­n de la legislació­n del PP, – la «actualizac­ión de las normas laborales»– en sus palabras, se cumplirá, y en el tiempo comprometi­do con Bruselas, pero que en este punto del proceso la coordinaci­ón debe recaer en Calviño. Atribuían la queja de Podemos a su obsesión por tener «foco». «Que aprendan cómo funciona un Gobierno de coalición», opinaron.

¿Quién negocia? «Negocia el Gobierno», responde Pedro Sánchez desde Bruselas

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DAVID CASTRO El presidente Pedro Sánchez y las vicepresid­entas Nadia Calviño y Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados el pasado miércoles.

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