Sembrando el futuro del sector hortofrutícola de la Comunitat
La agricultura de nuestra Comunitat siempre ha sido una de las más dinámicas de España, tanto desde el punto de vista de la especialización productiva como por la fortaleza de su tejido empresarial y cooperativo y su vocación exportadora. Sin embargo, en los últimos años, su posición de liderazgo comienza a verse lastrada por diversos factores, como la progresiva pérdida de rentabilidad de los cultivos tradicionales, la persistencia del minifundismo y las dificultades para impulsar el relevo generacional ante la falta de perspectivas de desarrollo profesional, entre otros. Todo ello nos obliga a replantear nuestra estrategia de futuro para mantener nuestra posición de liderazgo y la capacidad de generar empleo y valor de uno de los principales motores de nuestra economía.
Eficiencia, salud y tecnología
Tras un año 2020 marcado por los efectos de la crisis sanitaria, y en el que el sector demostró una impresionante capacidad de adaptación, a estas alturas podemos afirmar con cierta rotundidad que al menos tres cuestiones van a marcar con casi total seguridad la evolución futura del sector: la sostenibilidad, la salud y la digitalización.
En nuestros mercados de destino, buena parte de los consumidores está cada vez más comprometida con la problemática medioambiental, lo que se refleja directamente en sus decisiones de compra, en las que también influyen de forma creciente las propiedades saludables de los alimentos entre poblaciones cada vez más sedentarias y con mayor esperanza de vida. Lo que para nuestro sector resulta una ventaja comparativa de primer orden, como conviene recordar en este 2021, Año Internacional de las Frutas y Verduras. Por último, en una actividad como la nuestra, tan sujeta tradicionalmente a la incertidumbre, las nuevas tecnologías digitales nos ayudan a tratar enormes cantidades de información, antes inaccesible, y a plantear nuevos sistemas de manejo de cultivos automatizados, lo que nos permite tomar mejores decisiones y ganar en velocidad de respuesta y, sobre todo, en eficiencia.
El Centro de Experiencias Cajamar, especializado en hortofruticultura mediterránea, desarrollamos numerosos ensayos en colaboración con empresas, universidades y otros centros tecnológicos, dirigidos al fomento de las mejores prácticas para optimizar la conservación del agua, la reducción de la huella de carbono y un menor uso de productos fitosanitarios, favoreciendo los atributos de calidad de los productos cultivados y garantizando al mismo tiempo una producción sostenible. Para ello nos basamos en dos premisas fundamentales: la diferenciación y la innovación constante.
Nuevas variedades y estructuras de cultivo
Los gustos y los hábitos de los consumidores cambian a gran velocidad, por lo que el mercado actual se encuentra cada vez más segmentado. Por ello, la experimentación con nuevas variedades destinadas a cubrir necesidades específicas es uno de los elementos que más llama la atención de los cientos de agricultores, técnicos y profesionales que visitan cada año nuestras instalaciones. En la actualidad, estamos estudiando las posibilidades de más de 170 de estas variedades y especialidades hortofrutícolas, especialmente en tomate, pimiento, melón, sandía y calabaza, con el objetivo de favorecer la diferenciación e incorporar valor a nuestra oferta.
En la búsqueda de nuevos cultivos alternativos estamos experimentando también con el estudio agronómico y productivo de frutales como la higuera, el kiwiño, la frambuesa o el arándano en la modalidad de superintensivo bajo invernadero con nuevos materiales biodegradables y técnicas de control biológico de plagas. Así como métodos de agricultura vertical con diversos cultivos de hoja y condimentarios, como la menta piperita, realizando la plantación en estructuras en distintos planos sobre soportes hidropónicos, lo que nos permite reducir el uso de fitosanitarios y controlar más eficientemente las necesidades de riego, además de reducir la contaminación de suelos.
El gran reto de futuro de la agricultura de la Comunitat Valenciana reside, en definitiva, en saber construir entre todos los agentes de la cadena nuevas fórmulas de rentabilidad y competitividad, haciendo un uso responsable y eficiente de los recursos naturales disponibles. Y para ello, el único camino es aprovechar al máximo las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías y adoptar una estrategia de calidad para poder responder a las demandas del mercado antes y mejor que nuestros competidores, de la mano de una nueva generación de productores, técnicos y gestores.
En una actividad como la nuestra, las nuevas tecnologías nos ayudan a plantear nuevos sistemas de manejo de cultivos automatizados
Sostenibilidad, digitalización y salud marcarán la evolución del sector