El Periódico Mediterráneo

Solo el 3,5% de los trabajador­es tienen convenio de teletrabaj­o

El INE calcula que el 9,4% de los empleados trabajan más de la mitad del tiempo desde casa Entre 35 y 55 euros es la franja que se suele pactar como compensaci­ón mensual por estar en remoto

- GABRIEL UBIETO

El teletrabaj­o ha sido una de las grandes transforma­ciones que ha dejado la pandemia en el día a día de muchas personas. Algo que hasta antes del covid era residual se ha convertido en rutinario en muchas empresas. No obstante, ese mantra que corrió durante los primeros compases de la pandemia de que «el teletrabaj­o ha venido para quedarse» no ha sido así. Cumplido un año de la aprobación de la nueva ley de trabajo a distancia, los acuerdos colectivos que regulan esta nueva modalidad son ínfimos. Es decir, se teletrabaj­a menos de lo esperado, gran parte de ese ejercicio en remoto se hace de manera informal e improvisad­a y está teniendo más éxito en las grandes firmas que en las pymes.

A preguntas de este diario, el Ministerio de Trabajo informa de

El Banco de España estima que el 30% de la población activa podría trabajar en remoto

tener registrado­s un total de 105 convenios y acuerdos con cláusulas que regulan el trabajo a distancia, que afectan a unas 561.000 personas trabajador­as.

Es decir, de los 16,1 millones de asalariado­s en activo actualment­e en España, solo el 3,5% tienen un convenio o acuerdo que específica­mente regule esta modalidad. Los niveles de teletrabaj­o, no obstante, son superiores según revelan los datos del INE. Estos constatan que, en el segundo trimestre de este año, el 9,4% de los trabajador­es españoles operan más de la mitad de los días de la semana desde sus casas. Cifra sensibleme­nte inferior a los tiempos del confinamie­nto, cuando se alcanzó un pico del 16,2% de teletrabaj­o. Y lejos de las potenciali­dades de la economía española. Un camarero o un dependient­e de un comercio no van a poder teletrabaj­ar, pero el Banco de España estima que el 30% de los ocupados en España podrían ejercer en remoto.

En España se teletrabaj­a más de manera informal que regulada y todavía queda mucho campo por delante para generaliza­r esta modalidad. «Todavía estamos en una fase de transición y ni empresas ni trabajador­es tienen en la mayoría de casos claro qué modelo quiere aplicar. Ahora mismo en las empresas donde se teletrabaj­a se está imponiendo la autogestió­n», apunta el catedrátic­o de derecho del trabajo de la UB, Jordi García Viñas.

La fórmula mayoritari­a, según coinciden los sindicatos consultado­s, es la híbrida: unos días en casa y otros en el trabajo. En grandes empresas como Iberdrola, Nestlé o Axa el formato que han pactado con sus trabajador­es es el 3+2, tres en la oficina y dos en casa. Esas mismas fuentes también señalan que están teniendo más éxito en los acuerdos de grandes firmas, que en los convenios de sector; lo que perjudica (de momento) a las pymes. «No se llegará a esos niveles de teletrabaj­o que se esperaban al inicio de la pandemia, pero todos los nuevos convenios que se van renovando lo abordan y los niveles van a ir a más», apunta la secretaria de acción sindical de CCOO de Cataluña, Cristina Torre.

La norma de trabajo a distancia deja a la negociació­n colectiva, vía convenios o acuerdos de empresa, el despliegue de esta nueva realidad laboral. El problema es que actualment­e la negociació­n de convenios se encuentra bloqueada y con una cobertura de mínimos. La alta actividad negociador­a en otras materias –ertes, reforma laboral y de pensiones– y la escalada de la inflación está embarrando los acuerdos.

«La ley no concreta y tenemos que concretar nosotros. Y la premisa es que el teletrabaj­o no puede acarrear un coste para el trabajador», afirma la secretaria de política sindical de UGT de Cataluña, Núria Gilgado. «Hasta ahora los pocos convenios que se han firmado no arriesgan y fijan un pago mensual de entre 35 y 55 euros al mes por teletrabaj­ar», apunta el abogado laboralist­a y profesor de la UOC Pere Vidal.

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JOAN CORTADELLA­S Empleadas del Grup Montaner, en las oficinas de Barcelona.

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