PSOE y Podemos mantienen su crisis por la reforma laboral
La cita entre los socios finaliza sin acuerdo, pero los socialistas señalan que fue «constructiva» Los morados afirman que «será necesario seguir negociando» tras reunirse durante 100 minutos
Yolanda Díaz reconocía ayer que la coalición atraviesa un momento «complicado». Y es verdad. Los baches que los dos socios del Gobierno han tenido que superar en estos casi dos años de convivencia han sido incontables, pero ambos han llegado a la trinchera clave: la reforma laboral. Este lunes, tras una reunión programada para la pacificación, PSOE y Unidas Podemos ni siquiera pudieron salvar la barrera. La cita acabó sin acuerdo y con el emplazamiento de ambos a «seguir hablando».
Los cuatro negociadores socialistas (capitaneados por los ministros Félix Bolaños y María Jesús Montero, más la número dos, Adriana Lastra), y los seis de UP (liderados por las ministras Ione Belarra e Irene Montero) se encontraron durante 100 minutos en la zona de Gobierno del Congreso. Era su cita tal vez más determinante desde que arrancó su andadura conjunta en el Ejecutivo. Por la acumulación de conflictos y por la importancia de lo que estaba en juego. El control del desmantelamiento de la reforma del PP.
Tras el cara a cara, socialistas y Unidas Podemos lanzaron dos brevísimos comunicados. Similares, pero no idénticos. Los primeros recordaron quiénes eran los componentes de su delegación, señalaron que la reunión fue «constructiva, con buen tono» y que se emplazaron a «seguir hablando». Los morados no hacían referencia al clima de trabajo. «Será necesario seguir negociando dado que por el momento no hay un consenso sobre la reforma laboral», indicaron en su nota.
Que la cita se cerrara sin acuerdo era muy sintomático de lo profundo de las diferencias que existen entre los dos socios. Y que costará remontar esta crisis. Por el tenor de los comunicados, se desprende que ni siquiera se pudieron acercar posturas en la metodología. Esto es: si finalmente Economía (o sea, Nadia Calviño) estará en la mesa con los agentes sociales, a lo que Díaz se oponía.
La de este lunes fue la quinta cumbre entre los socios (al menos pública): las dos primeras, en febrero y marzo de 2020, ventilaron las discrepancias a cuenta de la ley del sí es sí; la tercera, el 16 de julio del año pasado, les sirvió para relanzar su agenda de Gobierno tras la primera ola del covid, y la última, el 27 de enero de 2021, se celebró en plena tormenta por el impulso del PSOE a la ley Zerolo y que sirvió como resumen de todas las tensiones vividas en el primer año de vida de la coalición.
Antes de la reunión de la tarde, las dos partes habían remachado sus posiciones. De forma diáfana. La primera fue Yolanda Díaz en un acto sobre la España 2050 en Santiago. El debate, dijo, no va de «quién lidera» la negociación –algo que, no obstante, sí interesa y mucho a los morados–, sino de qué se va a hacer con la legislación del mercado de trabajo.
Es decir, que el problema es «de contenidos y no de personas». La vicepresidenta segunda acusó a los socialistas de querer mantener el «statu quo» en materia laboral y les pidió que «se aclaren». Isa Serra, coportavoz de Podemos, fue aún más dura que Díaz: «No vamos a permitir que Calviño haga una reforma laboral al servicio y a la medida de la patronal».
La réplica la dio el nuevo portavoz de la dirección, Felipe Sicilia. Apuntó que a los que «se empeñan en la terminología», el partido les dice que pretende «un nuevo marco» de relaciones laborales. Y eso fue lo que reiteró Pedro Sánchez muy pocos minutos después,
en la clausura del foro Seguimiento de la recuperación: más allá del PIB,
en la sede del Ministerio de Asuntos Económicos, junto a Calviño y al comisario europeo de Economía, el italiano Paolo Gentiloni.
El presidente corrigió a Díaz y remarcó que «todo el Gobierno» está comprometido con la «modernización de la legislación laboral», y en hacerlo con consenso y con diálogo. La vicepresidenta primera, muy reforzada de nuevo por Sánchez, insistió en que la posición del Ejecutivo es unánime. Calviño subrayó la importancia de que la visión de los ministerios más concernidos en esta reforma (Trabajo, Economía, Educación, Inclusión y Hacienda) esté representada en la posición del Gobierno.
CASADO MANTENDRÁ LA REFORMA
Desde fuera, el PP aprovechó la crisis en el Ejecutivo para lanzar su advertencia: Pablo Casado prometió, en la inauguración del congreso de la empresa familiar, en Pamplona, llegar «hasta el final en las instituciones europeas para que la reforma laboral» que aprobó Mariano Rajoy en 2012 «se mantenga».
La cita de ayer en el Congreso entre los socios venía caliente también por la cuestión que se ha cruzado En estos días de tormenta: la retirada del escaño de Alberto Rodríguez. La marejada parecía haberse pausado durante el fin de semana, tras el abandono del diputado canario y la promesa de los morados de que no habrá querella contra Batet. Sin embargo, Podemos elevó la tensión al reclamar la dimisión de la presidenta del Congreso. Por «dignidad». Díaz exigió a los suyos que dejaran de hacer «ruido». Pero con ese obús contra la tercera autoridad del Estado (respaldada por cierto por el jefe de los letrados de la Cámara) era difícil no oír la tempestad.