El Periódico Mediterráneo

Medio siglo enganchado­s al gas natural de Argelia

Las relaciones han sido sólidas, pero ha habido pleitos y pugnas por los precios Argel cerró en octubre el gasoducto Magreb-Europa por la postura del Sáhara

- DAVID PAGE PLEITOS INTERNACIO­NALES CIERRE DEL GASODUCTO EL APOYO A MARRUECOS

El primer gran contrato se firmó hace justo cincuenta años. Gas Natural sellaba en 1972 un acuerdo con el monopolio argelino Sonatrach para el suministro de gas natural a España durante quince años. Apenas dos años después llegaba a Barcelona el primer barco con gas licuado procedente de Argelia. Gas Natural ya había construido en el Puerto de Barcelona, en alianza con la estadounid­ense Exxon, la primera planta regasifica­dora en España. Se estrenó en 1969 con el gas que venía de Libia. Un lustro después se iniciaban las llegadas de barcos desde Argelia. Y desde aquel primer metanero con gas argelino de 1974 y hasta hace apenas tres meses, España ha tenido de manera casi ininterrum­pida a Argelia como su principal proveedor de gas natural.

Catalana de Gas, comandada por el gran pionero del sector nacional Pere Duran Farrell, lo había intentado ya en los sesenta sin éxito. Trató de sumar a España en 1960 al proyecto continenta­l Eurafrigas, que aspiraba a llevar gas desde Argelia hasta Alemania occidental con un gasoducto de 2.600 kilómetros que pasaría por Cartagena y Barcelona. Y lo intentó también en 1966 con un nuevo proyecto gasista no nato para traer gas argelino a diferentes puntos del país.

El régimen franquista rechazó ambas iniciativa­s e incluso creó la Comisión Interminis­terial del Gas para designarla como único organismo autorizado para estudiar posibles proyectos para transporta­r gas africano por territorio español. La resistenci­a oficial fue férrea durante años. No fue hasta 1972 cuando el franquismo declaró que el gas natural estaba libre del monopolio, y al mismo tiempo, creaba la sociedad pública Empresa Nacional de Gas (Enagás).

Tras el contrato sellado y activado por Gas Natural, Enagás firmó con Argelia su propio contrato de suministro en 1975. Un contrato colosal –que luego se demostró desproporc­ionado– con unas entregas anuales altísimas y que estaba previsto que se mantuviera­n durante más de dos décadas.

El enorme contrato de Enagás y Sonatrach comprometí­a la compra de 4.500 millones de metros cúbicos anuales durante 23 años (cuatro veces más que el acuerdo de Gas Natural, que era por 1.500 millones durante 15 años). En plena crisis económica de los ochenta, España solo pudo ir adquiriend­o un tercio de las cantidades contratada­s, lo que derivó en que Sonatrach lanzó el primero de los pleitos internacio­nales que ha acabado enfrentánd­ole con empresas españolas por discrepanc­ias sobre las condicione­s pactadas.

El contencios­o se cerró con una solución pactada en 1985 directamen­te por el entonces vicepresid­ente del Gobierno socialista, Alfonso Guerra, con una compensaci­ón para el grupo argelino de 530 millones de dólares, un aumento del precio de las entregas futuras y el recorte de las compras de gas contratada­s hasta 2004. Años más tarde, ya entrados los dos mil, Sonatrach y Gas Natural Fenosa (la actual Naturgy) se enfrentaro­n en otro pleito internacio­nal por las discrepanc­ias en revisión de los precios, que se resolvió en 2011 con el pago de la eléctrica española de 1.300 millones y que derivó en la entrada de la corporació­n argelina en su capital como accionista.

En los años noventa, tras la moratoria nuclear aprobada por el Gobierno de Felipe González, España realizó una apuesta política decidida por el gas natural en la industria y en los hogares, y por las centrales de gas para producir electricid­ad hasta convertirn­os en una potencia en el sector. Para garantizar el despliegue masivo de plantas de gas y sus usos industrial­es y domésticos España reforzó sus lazos con Argelia como gran proveedor.

Lo hizo primero en 1996 con un gasoducto que unía ambos países, pasando por Marruecos (Gasoducto Magreb-Europa, GME) y más adelante, en 2011, con otro tubo que unía directamen­te España y Argelia dgaz).

Las relaciones hispano-argelinas han estado durante las últimas décadas condiciona­das por los acuerdos energético­s. Los contratos de suministro de gas y las relaciones diplomátic­as entre ambos países han ido irremediab­lemente de la mano. Más del 95% de los ingresos por exportacio­nes de Argelia provienen de la venta de hidrocarbu­ros. Y el gigante Sonatrach no es un simple grupo energético, sino una herramient­a fundamenta­l de la estrategia económica y la política de Argel.

En plena crisis energética y en medio de la espiral de alzas de los precios, Argelia decidió cerrar el mayor de los gasoductos con el que suministra­ba gas a España, lo que ha provocado un vuelco en la estructura de las importacio­nes del país. La clausura del tubo submarino del Estrecho, a finales de octubre, ha obligado a España a disparar el peso de las compras de gas que llegan por barco y ha acabado por provocar un vuelco histórico el ranking de países proveedore­s. Tras cinco décadas de liderazgo permanente de Argelia, desde el pasado enero Estados Unidos se ha convertido en el mayor vendedor de gas a España y el mes pasado las compras al gigante americano concentrar­on el 43% del total de importacio­nes.

Argelia echó el cierre el 31 de octubre al gasoducto Magreb-Europa, que conecta con España a través de Marruecos, como consecuenc­ia del choque diplomátic­o entre Argel y Rabat a cuenta del Sáhara Occidental. Tras 25 años en funcionami­ento, el tubo quedó clausurado y no hay perspectiv­as reales de que se reactive a corto o medio plazo. Argelia garantizó al Gobierno español el suministro contemplad­o en todos los contratos con energética­s españolas (especialme­nte Naturgy, el mayor comprador), mediante la ampliación de la capacidad del otro gasoducto entre ambos países e incluso complement­ando los envíos utilizando barcos.

Pero en las últimas semanas las relaciones bilaterale­s se han enturbiado aún más tras el giro del Gobierno de Pedro Sánchez en torno al Sáhara Occidental, respaldand­o el plan autonomist­a de Marruecos para la antigua colonia española en detrimento de la autodeterm­inación que respalda el movimiento saharaui y también Argelia.

La crisis energética agravada por el impacto de la invasión de Rusia sobre Ucrania, ha llevado a Argelia a mantener los precios a todos los países compradore­s de gas. A todos salvo a España, para el que el Gobierno argelino se plantea «recalcular» el coste del suministro. Una advertenci­a que llega precisamen­te cuando el gigante argelino Sonatrach y la española Naturgy llevan meses negociando una revisión de los precios de sus contratos de suministro de gas para los próximos tres años. Desde el sector gasista se insiste en que se trata de una «revisión ordinaria» de las tantas que se hacen.

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ARCHIVO NATURGY El buque Laietá, el primer metanero español que fletaron Gas Natural y Esso en los años setenta.
 ?? EL PERIÓDICO ?? Instalacio­nes de Sonatrach en Timimoun (Argelia).
EL PERIÓDICO Instalacio­nes de Sonatrach en Timimoun (Argelia).

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