«Más de 90.000 personas mueren cada año por una alimentación insana»
Una mala alimentación eleva el riesgo de padecer hipertensión o diabetes
La oenegé Justicia Alimentaria reivindica con fuerza la soberanía alimentaria
Me parece brutal que la sociedad equipare el derecho humano a la alimentación y la salud con los intereses económicos de las empresas». Así de sincera se muestra Raquel Álvarez, miembro de la ONG Justicia Alimentaria, frente a un problema que afecta al 10% de la población mundial. De hecho, la crisis sanitaria y el auge desmedido de los precios –el IPC marcó una subida del 8,7 % en el mes de mayo– han provocado que «más familias tengan una falta de acceso a una alimentación sana».
¿El problema? Que una alimentación insana puede provocar enfermedades como la hipertensión, la diabetes, el sobrepeso, la obesidad o favorecer la aparición de ciertos tipos de cáncer, como el de colón. Tanto es así, que «más de 90.000 personas mueren cada año en España por culpa de una mala alimentación», señala la experta de la oenegé.
CAPACIDAD ADQUISITIVA Este problema está relacionado, directamente, con la capacidad adquisitiva, es decir, que afecta mayoritariamente a personas en riesgo de exclusión. «Siempre se incide en los hábitos individuales, pero los estilos de vida dependen de determinantes sociales».
Estas personas adolecen de falta de productos frescos en su dieta, en favor de fiambres, carnes de baja calidad y productos procesados «muy cargados en sal, azúcar y grasas saturadas». El problema se agrava, incluso, para las personas que acuden a los bancos de alimentos, porque «éstos no tienen logística para frescos».
SEGURIDAD ALIMENTARIA La seguridad alimentaria consiste en que todas las personas tengan, en todo momento, acceso físico, so
cial y económico a alimentos nutritivos suficientes. Sin embargo, desde Justicia Alimentaria matizan esta definición: «Se necesita un sistema que responda a las necesidades de la gente y no a los intereses de los mercados».
Por eso, inciden en la importancia de la soberanía alimentaria y un consumo de alimentos sostenibles. Para ello, reivindican que exista «una apuesta fuerte de las políticas públicas».
Raquel Álvarez propone distintos tipos de IVA para desincentivar el consumo de alimentos insanos, un etiquetado visible y sencillo, medidas de apoyo a la agricultura familiar o la prohibición de publicidad de los productos no saludables dirigidos, sobre todo, a la población infantil.
PROYECTO ENTREIGUALES Justicia Alimentaria, que lleva 30 años de lucha por el cambio en el sistema agroalimentario, en colaboración con Acoec han puesto en marcha un proyecto de acción comunitaria al que han tenido acceso más de 350 personas de colectivos en riesgo de exclusión, en el barrio de Benimaclet (Valencia).
«Hemos formado a personas líderes del ámbito asociativo y comunitario para convertirlos en agentes de cambio», relata. Estos perfiles son los encargados de fomentar la alimentación saludable, sostenible y solidaria en su entorno a través de cinco talleres. «La idea es tejer y fortalecer el tejido social en torno a la alimentación», concluye.