Los precios subieron 10 veces más que los salarios el primer semestre
Los trabajadores del sector de servicios son los que mayor poder adquisitivo están perdiendo Las empresas españolas incrementan las nóminas el 42% menos de la media del resto de la UE
Este 2022 está siendo de momento un annus horribilis para las economías familiares, con una cesta de la compra que crece con todo el vigor que le falta a los salarios. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó ayer la encuesta trimestral de costes laborales, referente al segundo trimestre del año, que revela que el sueldo por hora efectivamente trabajada apenas había subido en el último año el 1,1%, situando el salario medio en los 2.153,9 euros brutos al mes (12 pagas). Frente a una inflación que, en el mismo periodo, se situó en el 10,2% interanual.
Los datos del INE también revelan que no todos los sectores sufren de igual manera la espiral inflacionista. Mientras en los servicios –donde está ocupada la mayoría de la población– los salarios efectivos se han mantenido estancados (+0,2%) en los últimos 12 meses, en la industria han aumentado un parco 3,2% y en la construcción, el 6,5% –que si bien representa una pérdida de poder adquisitivo da cuenta del dinero que están invirtiendo las empresas para captar trabajadores y poder mantener la actividad al alza que registra el sector–.
En la actual fase pospandémica, las empresas están priorizando la contratación de nuevo personal por encima de la mejora de las condiciones laborales del que ya está en plantilla. Lo que explica, en parte, el avance del PIB a un ritmo superior que los sueldos. O que las empresas gastan bastante más en salarios de lo que han aumentado el pago por hora. Pues el coste salarial promedio que una empresa paga por emplear a un trabajador ha aumentado el 4,3% en el último año, mientras que el coste salarial por hora efectivamente trabajada apenas ha crecido el 1,1%.
A LA COLA DE EUROPA Más gente contratada y más horas para los que estaban a tiempo parcial y la dirección le ofrece alargar su jornada. Lo que coincide con las buenas cifras de empleo registradas en la primera mitad del año: hasta julio las cifras de afiliados a la Seguridad Social fueron anotándose récord tras récord pese al hostil contexto internacional.
Esta misma semana la oficina estadística de la Unión Europea (UE), Eurostat, ha actualizado su base de datos común sobre la evolución de los costes laborales. Según la misma, los aumentos salariales que las empresas están abonando en España se encuentran a la cola de Europa. Solo están subiendo menos los salarios en Grecia, Finlandia, Dinamarca y Países Bajos. Hasta el punto que el incremento salarial medio registrado por Eurostat para España se encuentra el 42% por debajo del incremento medio para el conjunto del club de los Veintisiete.
El bloqueo generalizado de la negociación colectiva dada la falta de entendimiento entre las cúpulas de patronal y sindicatos explica, en parte, el pobre avance de los sueldos. Gran parte de los convenios colectivos están sin renovar –lo que implica una congelación salarial para los trabajadores– y los pocos que se renuevan lo hacen con incrementos muy lejos de la actual inflación. Según datos del Ministerio de Trabajo, aquellos pocos convenios que se renuevan lo hacen con una subida salarial media del 2,6%, cuatro veces por debajo de lo que están subiendo los precios.
Desde el estallido de la pandemia de covid y la drástica destrucción de cerca de 800.000 empleos en menos de un mes, el mercado laboral español ha visto cómo su cifra de ocupados crecía y crecía. Hasta el punto de que, pese a los retrocesos del final del verano, actualmente España se encuentra en récord de trabajadores en activo. Récord que cohabita con 2,9 millones de parados en todo el país que explican, en parte, por qué los salarios no están subiendo a nivel de otros países.
Si bien por determinados perfiles altamente cualificados sí que se producen pugnas entre empresas para captarlos, lo que obliga a las compañías a pagar más y mejor, el nivel de vacantes disponibles continúa siendo en España el menor –empatado con Rumanía y Bulgaria– de toda Europa. Una cuestión de oferta y demanda.
Los 2,9 millones de parados explican, en parte, por qué no suben los salarios