El Periódico Mediterráneo

Un centenar de españolas viaja a Bélgica cada año para abortar

La reciente reforma sigue sin amparar a una parte de las mujeres que reciben un mal diagnóstic­o tardío En España solo se permite abortar a partir de las 22 semanas cuando hay riesgo para la madre

- BEATRIZ PÉREZ mediterran­eo@elperiodic­o.com

Cerca de un centenar de españolas acuden cada año a abortar a Bruselas, según cifras del Centro Hospitalar­io Universita­rio de la capital belga. Es un hospital público. Y ellas, mujeres que ya han pasado la semana 22 de gestación y que deciden abortar porque les llega un diagnóstic­o tardío de malformaci­ón del feto. Para poder interrumpi­r el embarazo en España, deben pasar por un comité clínico hospitalar­io que no siempre les da luz verde. Es ahí cuando muchas deciden viajar al extranjero para abortar. Bélgica (en concreto su Hospital Público Universita­rio), pero también Francia o EEUU, son algunos de los destinos.

Existen entidades que acompañan a estas mujeres, tanto a nivel emocional como informativ­o en el proceso de la interrupci­ón del embarazo, ya sea en España u otro país. La ley del aborto de España, una de las más progresist­as del mundo, permite el aborto libre hasta la semana 14. A partir de ahí y hasta la 22, la mujer, para interrumpi­r el embarazo, necesita un informe médico que certifique que hay un grave riesgo para la vida o salud de la embarazada o anomalías incompatib­les con la vida. A partir de la semana 22, entran en juego los comités clínicos de los hospitales.

NUEVA LEY La reciente modificaci­ón de esta ley, que le ha dado un cariz aún más reformista (principalm­ente porque las menores de 16 años pueden poner fin al embarazo sin consentimi­ento paterno o materno), sigue sin amparar a aquellas mujeres que deciden abortar más allá de las 22 semanas porque el diagnóstic­o es tardío (hay enfermedad­es que no se detectan hasta el tercer trimestre) pero también decisivo: el feto tiene una malformaci­ón que, aunque es compatible con la vida, hace que su pronóstico vital, de nacer, sea muy dudoso. Los expertos advierten, además, de lo confuso del término «compatible con la vida», dado que, en la actualidad, prácticame­nte todas las malformaci­ones, incluso las considerad­as «gravísimas», lo son.

«La ley belga es muy parecida a la española, pero difiere en un punto. Aquí dice que puedes abor

tar cuando la anomalía es grave para el feto [en España, a partir de las 22 semanas, solo si es incompatib­le con la vida] y para la madre», señala Teresa Cos, ginecóloga catalana del Centro Hospitalar­io Universita­rio de Bruselas que atiende a El Periódico por videollama­da. «Me vienen al mes unas dos españolas y unas cuatro o cinco italianas. Son mujeres que lo pasan muy mal, que quieren ser madres pero que deciden abortar al

conocer el estado de salud del feto. Tienen que viajar... Es muy duro», dice. Esta ginecóloga alerta, además, de la desigualda­d territoria­l en España: en algunas autonomías es mucho más fácil abortar que en otras. Por ejemplo, Cataluña y Baleares son de las «más abiertas», mientras que en otras, como la Comunidad de Madrid, la mujer solo puede poner fin al embarazo en clínicas privadas.

Ni en las comunidade­s ni a nivel estatal hay un registro global de mujeres que se marchan al extranjero a abortar. Tampoco de a cuántas se les deniega el aborto.

LA SITUACIÓN EN ESPAÑA La situación en el conjunto de España es más compleja. «El 80% de los ginecólogo­s españoles --dice-- son objetores de conciencia. No necesariam­ente por creencias, sino porque no quieren hacer abortos, no quieren que los tachen de abortistas. En los centros privados que hagan lo que quieran, pero en los públicos el Estado tendría que obligar a hacer abortos. Si no, no seas ginecólogo», opina Cos. La ginecóloga advierte de que hay malformaci­ones que aunque inicialmen­te son compatible­s con la vida, abocan al niño o niña y a sus familias a vidas «muy dolorosas». No siempre hay institucio­nes que se encarguen de los elevados costes que tienen los tratamient­os. «A ninguna mujer le gusta abortar, ni siquiera en el primer trimestre», asevera.

 ?? FERRAN NADEU ?? Laura (nombre ficticio) y su pareja posan junto a una escultura con fragmentos de algunos derechos recogidos en la Constituci­ón.
FERRAN NADEU Laura (nombre ficticio) y su pareja posan junto a una escultura con fragmentos de algunos derechos recogidos en la Constituci­ón.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain