De los Gasol a los Hernangómez con el mismo gen ganador
Lloraban todos. Hasta el habitualmente hierático Sergio Scariolo (61 años) estaba emocionado. Cómo no. La hazaña de este grupo de jugadores y cuerpo técnico entra en el lugar más alto de la historia gloriosa del baloncesto español. Comparable, incluso, por lo inesperado a aquel lejano 2006 en que Rudy Fernández se proclamó campeón del mundo en Saitama. Ayer, 16 años después, él era el único superviviente de aquella generación gloriosa. En Berlín le pasó el testigo a una nueva generación con siete debutantes. Y solo los hermanos Hernangómez, dos colosos a quienes felicitó a pie de pista una leyenda como Dirk Nowitzki, como enlace con aquel grupo de los que fueron los júniores de oro.
Willy recibió el título de mejor jugador del torneo como confirmación de su crecimiento en el equipo, mientras su hermano Juancho (el mejor de la final) lloraba a lágrima tendida en el fondo de la pista. La selección ha pasado de los hermanos Gasol a los Hernangómez con idéntico gen ganador.
Rudy, con 11 medallas ya en su palmarés como Pau Gasol, fue el encargado de seguir la tradición de cortar la red.