Sergio debe remontar en el final del curso
El título se complica para el burrianense al acabar 13º en Alcañiz, pero es el único que puede pelear la corona de Moto3 a Guevara
Toca remontada. A cinco carreras (Japón, Tailandia, Australia, Malasia y Cheste, 125 puntos) del final del curso, el Mundial se ha puesto difícil para Sergio García Dols (GasGas), pero, haciendo una lectura en positivo de la inesperada 13ª plaza de ayer en Alcañiz, el burrianense es el único piloto con opciones de pelear la corona de Moto3 a un Izan Guevara (GasGas) en estado de gracia, que en el Gran Premio de Aragón firmó su cuarto triunfo del año (tercero en España tras ganar en Jerez y Montmeló).
Parecía que Motorland iba a ser un punto de inflexión. «Esto todavía no ha terminado. Salgo un poco atrás (12º), pero tengo ritmo, buenas sensaciones y sé cómo hacerlo para pelear delante». Era el mensaje que lanzaba Sergio antes de que se apagara el semáforo rojo. Comentarios que acompañaba de la frase definitiva. «Aquí cambia todo. Al anunciar que en 2023 subiré a Moto2 con el equipo de Sito Pons me he quitado mucha presión, esos rollos que me pasaban por la cabeza porque no sabía dónde iba a correr el año que viene (tenía opciones de seguir con Aspar si Dixon recalaba en MotoGP), e incluso me veía otra vez en Moto3». Pero las intenciones del piloto provincial se fueron diluyendo con el paso de las vueltas, otra vez condicionado por una discreta calificación que le hizo encontrarse con mucho tráfico durante las primeras vueltas mientras la cabeza de carrera abría hueco con tres protagonistas (Guevara, Sasaki y Holgado).
PUESTA A PUNTO El burrianense debía apretar, pero con cabeza para no precipitarse e irse al suelo. Dio la sensación de que tenía posibilidades de reengancharse, colocándose séptimo, pero su GasGas no respondía como le gusta. «No tenía una moto frenadora. He cometido muchos errores, no he estado a la altura, pero la moto tampoco me ha ayudado», admitía Sergio. Esos problemas marcaron varios intentos de pasar a sus rivales, el último a dos giros de meta, destrozando el objetivo de minimizar los daños colaterales de la victoria de su gran rival.