El Gobierno arremete contra el PP por «bajar impuestos a los ricos»
Calviño defiende gravar los beneficios extraordinarios de bancos y energéticas para «obtener recursos» Escrivá aboga por más centralización fiscal para evitar el «despropósito» de la competencia autonómica
El anuncio del presidente de Andalucía, Juanma Moreno, de bonificar al 100% el impuesto sobre el patrimonio en su comunidad autónoma y de bajar la tarifa del impuesto sobre la renta este mismo año en un 4,3% para compensar parte de la inflación, ha provocado una reacción contraria en el Gobierno, que ha salido en tromba contra la propuesta fiscal del PP. «Ya sabemos cuál es el modelo fiscal del PP: bajar los impuestos a los ricos en una destructiva carrera a la baja que nos empobrece a todos», afirmó ayer la vicepresidenta primera, Nadia Calviño.
En una rueda de prensa, junto al ministro de Economía de Portugal, Antonio Costa Silva, la vicepresidenta primera contrapuso «el modelo fiscal del PP» al del Ejecutivo, que –según explicó Calviño– está impulsando nuevos gravámenes sobre los beneficios extraordinarios de las energéticas y de la banca «para obtener recursos con los que ayudar a los colectivos más vulnerables y favorecer un reparto más justo» de las actuales dificultades económicas.
El presidente andaluz explicó que con su decisión pretende atraer contribuyentes de alto poder adquisitivo hacia Andalucía y lanzó una invitación expresa para atraer a los empresarios catalanes. «En Cataluña hay impuesto de sucesiones, aquí no; en Cataluña hay impuesto de patrimonio, aquí no; y además aquí no nos vamos a independizar nunca, porque somos parte orgullosa de España», manifestó el presidente andaluz en un foro en la capital hispalense con el lema Sevilla en verde. La llamada a los empresarios catalanes ha causado evidente malestar en el Govern y en la patronal Foment del Treball. «Que dejen a los catalanes en paz. Cataluña decidirá sus impuestos siempre teniendo en cuenta las necesidades de los catalanes, no entrando en una subasta populista que no aporta nada», exclamó la portavoz del Govern, Patrícia Plaja.
RECHAZO DEL PAÍS VASCO En la misma línea, desde Bilbao, la portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, afirmó que Euskadi «no va a participar en la pesca de los ricos» y recordó que el País Vasco se recaudan por este tributo 150 millones de euros de 16.000 contribuyentes, lo que supone el 0,28% de la población vasca.
De toda la respuesta orquestada por el Gobierno contra la iniciativa andaluza solo se ha desmarcado el ministro de Inclusión
y Seguridad Social, José Luis Escrivá, que abogó por una mayor centralización fiscal para evitar el «despropósito» de una competencia autonómica a la baja.
La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, se desmarcó claramente de la propuesta de Escrivá, que calificó de «opinión personal». Rodríguez prefirió centrarse en las ideas fuerza sobre las que el Ejecutivo cargó ayer contra «el modelo fiscal del PP» impulsado por Isabel Ayuso en Madrid, por Juanma Moreno en Andalucía, y por el propio líder popular nacional, Alberto Núñez Feijóo, que también había asumido el compromiso electoral de suprimir el impuesto sobre el patrimonio en Galicia.
Tanto la ministra Isabel Rodríguez; como la vicepresidenta Calviño; la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la vicepresidenta Teresa Ribera arremetieron contra el PP con el argumento de que «perdona impuestos» a las grandes fortunas y resta recursos para financiar las políticas públicas de las que se benefician, sobre
todos, las clases medias y bajas de la sociedad. «Ustedes benefician al 0,2% de los contribuyentes de Andalucía, frente al restante 99,8%, a quienes privan de 120 millones que ahora se recaudan para sanidad, educación o dependencia», indicó la ministra Montero en el Senado queriendo subrayar que la supresión del impuesto de patrimonio solo beneficiará a una parte muy pequeña de la población andaluza.
La vicepresidenta Calviño criticó que el PP, en un momento en el que se necesitan reforzar los servicios públicos, anunciara como «medida estrella» la eliminación del impuesto de patrimonio que grava las grandes fortunas. Calviño reconoció que, en un primer momento, tras conocer el anuncio de Moreno, pensó que se trataba «de una broma pesada», ya que el contexto económico marcado por el reto de la inflación requiere de un apoyo a los más vulnerables y del refuerzo de los servicios públicos. «No daba crédito», admitió la vicepresidenta. «Ya sabemos cuál es el modelo fiscal del PP: bajar los impuestos a los ricos en una destructiva carrera a la baja que nos empobrece a todos», añadió.
La ministra de Hacienda también descalificó la propuesta del PP para acometer una rebaja de la tarifa del IRPF en sus primeros tramos (hasta 40.000 euros) con la que corregir el efecto de la inflación (lo que se conoce como deflactar la tarifa del impuesto). Según Montero una medida de este tipo es inflacionista, no beneficia a las familias más vulnerables (que están exentas del impuesto) y sí a las de rentas más altas.
Si la propuesta de Moreno ha servido para sumar voces socialistas contra «el modelo fiscal del PP», también ha aglutinado el frente de los populares. «Voy a ser la peor pesadilla de las personas que intenten subir los impuestos en Madrid», dijo la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, después de escuchar la opinión de Escrivá contra el «despropósito» de la competencia fiscal a la baja que lidera esta autonomía.