Los territorios ocupados en Ucrania harán referendos de anexión rusa
El plan es que los plebiscitos se celebren en el Donbás, Jersón y Zaporiyia entre el 23 y 27 Ucrania califica de «farsa» las consultas y asegura que no piensa renunciar a estas zonas del país
Con el referéndum de Crimea en la memoria, el Kremlin quiere repetir el modus operandi utilizado en 2014 en la península para engrandecer el territorio del país más grande del globo. Las diferentes regiones ocupadas por sus tropas en el este y el sur de Ucrania anunciaron ayer planes inmediatos para someter a votación su anexión a Rusia, una maniobra telegrafiada desde hace meses que llega en plena contraofensiva ucraniana y que podría ser la antesala de una escalada del conflicto. Los plebiscitos se contemplan en las provincias orientales de Lugansk y Donetsk, así como las meridionales de Jersón y Zaporiyia, esta última, solo parcialmente ocupada por las tropas rusas. Si nada se tuerce, se empezará a votar el día 23 y se acabará el 27 de este mismo mes. La potencial escalada militar no ha tardado en ser confirmada por el expresidente ruso, Dmitri Medvedev, quien presentó los plebiscitos como un ejercicio de «justicia histórica» para devolver a Rusia territorios que fueron parte integral de la Unión Soviética.
«Invadir el territorio de Rusia es un crimen y si se comete, te permite utilizar todas las fuerzas de legítima defensa», afirmó el actual vicepresidente del Consejo de Seguridad. Medvedev añadió que, «con la integración de nuevos territorios» en Rusia, «la transformación geopolítica del mundo será irreversible». Horas antes de conocerse la convocatoria, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, había afirmado durante una entrevista ofrecida en la cadena PBS que Rusia debe abandonar los territorios ocupados para lograr un «acuerdo de paz», antes de señalar que su homólogo ruso, Vladímir Putin, «quiere acabar con esto lo antes posible». Erdogan y Putin se han reunido tres veces este verano y han forjado nuevas vías de colaboración.
REFERENDOS POLÉMICOS Los anuncios llegaron de forma gradual. En Jersón fue el jefe de la administración civil-militar de la región, Vladímir Saldo, el encargado de airear los planes. «Habiendo considerado las peticiones de las
organizaciones públicas y residentes de la región, los líderes de la administración de la región de Jersón han decidido celebrar un referéndum para incorporar la región a la Federación Rusa», escribió en Telegram. Saldo dijo no tener dudas de que el Kremlin aceptará el resultado, un resultado que parece dar por hecho. «La región de Jersón será parte de Rusia, convirtiéndose en sujeto de pleno derecho del país». En la autodenominada República Popular de Donetsk, enclavada en el Donbás, el líder de las fuerzas separatistas, Dennis Pishilin, presentó el referéndum como un mecanismo para «restaurar la justicia histórica» para la población local. «Se han ganado el derecho a ser parte del gran país al que siempre consideraron como su madre patria», afirmó Pishilin.
El desenlace de los referendos está llamado a no ser reconocido por el grueso de la comunidad internacional, como sucedió en su día con la anexión de Crimea. El ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, los describió co
mo «una farsa» y dijo que su país no renunciará a los territorios ocupados. «Ucrania tiene todo el derecho a liberar sus territorios y seguirá liberándolos independientemente de lo que Rusia tenga que decir», aseguró Kuleba. «Si usando su libertad de expresión, ellos –habitantes del Donbás– quieren formar parte de Rusia, les daremos nuestro apoyo. Y ellos deben comprender que esperamos que expresen su voluntad libremente», dijo, por su parte, el portavoz de la Duma rusa (Cámara baja), Vyacheslav Volodin
Desde Lugansk, el embajador ruso en este Estado sin reconocimiento, Rodion Miroshnik, quitó importancia a la posición de Occidente. «No nos interesa la actitud de los países occidentales a nuestros procesos, porque ya lo ha manifestado en el campo de batalla», indicó, pero sí valoró el potencial respaldo de «los BRICS» (acrónimo de países emergentes, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). El Kremlin reconoce la importancia de contar con apoyo fuera de sus fronteras.
El desenlace de las consultas está llamado a no ser reconocido por la comunidad internacional como con Crimea